Del daoísmo en la China de hoy22 min read
Fuente de la imagen: World History Encyclopedia
Resumen
Se presenta imposible un recorrido por la China actual sin percatarse de las tradiciones filosóficas, éticas y estéticas que durante miles de años han moldeado la idiosincrasia de este pueblo, han hecho de sus gentes lo que hoy son y de sus costumbres y tradiciones lo que a ojos occidentales despiertan tanto interés. Todo ello sabiendo aunar lo moderno con lo tradicional, lo de antes con lo que está por venir, lo que gusta a jóvenes con lo que encandila a ancianos… Es esta fascinante mezcla la que el pueblo chino tiene hoy que ofrecer al mundo y para entenderla, para comprehenderla, es necesario bucear entre las profundidades de sus escuelas de pensamiento más importantes. En el presente trabajo analítico se expondrán los principios básicos del taoísmo, de sus orígenes y escuelas y de cómo todo esto imbrica en la compleja sociedad actual del milenario País del Centro.
Palabras clave
dao, daoísmo, armonía, yin yang, wuwei, política china, medio ambiente
Abstract
It is impossible to explore contemporary China without noticing the philosophical, ethical, and aesthetic traditions that have shaped the character of its people over thousands of years, turning them into who they are today and rendering their customs and traditions so intriguing to Western eyes. All of this while harmoniously blending the modern with the traditional, the old with what is yet to come, and what appeals to the young with what captivates the elderly. This fascinating fusion is what the Chinese people have to offer the world today. To understand and fully grasp it, one must delve into the depths of their most significant schools of thought. In this analytical work, the fundamental principles of Taoism will be presented, along with its origins, schools, and how these elements intertwine with the complex society of the ancient Country of Centre today.
Key words
tao, Taoism, harmony, yin-yang, wuwei, Chinese Politics, environment
- ¿Qué se entiende por daoísmo?
Comenzar hablando del daoísmo implica hacer una matización lingüística entre las diferencias de escritura que puede presentar el término en castellano. Originalmente, el sinograma 道 (dao) es el que da nombre al movimiento filosófico-religioso, por lo que en el presente trabajo prescindiremos de las traducciones fonéticas y usaremos la transcripción literal del término en nuestro idioma, id est, daoísmo. Así pues, abordaremos cómo el estudio milenario del dao ha influido en la historia, la política y la cultura de China, y aún hoy lo sigue haciendo.
Podemos entender el dao como camino, línea, tránsito, vía… De esta manera, entenderíamos esta corriente de pensamiento como aquella que busca alinearse con el devenir, con el fluir del cosmos, con su flujo constante y natural. No implica, pues, un dejar de actuar, sino que más bien alienta a que sus seguidores indaguen y descubran el camino cósmico, natural y trascendente para buscar la armonía con él. Este concepto no se refiere sólo a un camino espiritual o moral, sino que también habla de la ley natural que rige todo el universo y lo que contiene. Se entroniza el dao como la fuerza fundamental, intangible y primordial, presente en todo y en todos, que no puede ser comprendida por la razón, sino experimentada a través de la simplicidad, la humildad y la no interferencia con el fluir del cosmos y de la vida (Ivanhoe, 2003).
A ojos occidentales es difícil percibir el hondo calado que un movimiento de estas características puede suponer en una sociedad, pero debemos hacer el esfuerzo por entender que el daoísmo es, además de una tradición filosófica, una guía espiritual para miles de chinos aún hoy. De esta manera, podemos afirmar que “el daoísmo es una búsqueda tanto de la sabiduría como de la inmortalidad, basada en una experiencia directa del Dao, la fuerza vital que permea todas las cosas” (Robinet, 1995). La sinóloga francesa nos apunta a las características eminentemente místicas del daoísmo, sin olvidar que durante más de dos milenios esta corriente de pensamiento y espiritualidad se ha ido modelando por manos expertas, en la búsqueda del hombre equilibrado, del hombre perfecto, que no es otro que el que “no actúa, no persigue ningún fin. Se mueve, pero no lo sabe; permanece quieto, pero no lo sabe. Es un bote a la deriva, sin remos ni velas, llevado por las corrientes de la naturaleza” (Chuang-Tse, 2019).
Una vez hecho este breve acercamiento a lo que implica el dao a niveles ontológicos nos adentraremos en el desarrollo histórico que ha ido dando forma a lo que hoy puede ser esta corriente y a cómo durante milenios ha impregnado a la sociedad, la ha cambiado, la ha hecho de una manera y no de otra y de cómo ha sobrevivido hasta hoy. En el presente trabajo utilizaremos el término dao y daoísmo como sinónimos, pues en la mayoría de los casos hacen referencia a la misma realidad.
- Brevísima relación histórica del dao
En torno al siglo VI a.C. Tales de Mileto propone al mundo griego su idea de que todo parte del agua, esto es, que el motor primero de todo tiene su origen en la naturaleza y, concretamente, en este líquido insuflador de vida. De manera paralela, pero a 7.500 kilómetros de distancia, 老子 (Laozi) comienza a articular un sistema de pensamiento que, en última instancia y con profundas interpretaciones y adiciones, llegará hasta nuestros días en forma de creencias y prácticas de múltiple índole. Esta corriente de pensamiento será conocida con el tiempo como daoísmo e influiría en la sociedad china y en su gobierno, en sus adinerados ciudadanos y en las clases más populares, en campesinos y emperadores.
Todo apunta a que comenzó con la aparición del conocido 道德经 (Daode Jing), supuestamente escrito por el autor que mencionábamos arriba, aunque su escritura se fija un par de siglos después, por lo que, en el caso de ser pensamiento de Laozi, debió ser compilado y puesto por escrito por sus discípulos (Kohn, 1993).
En la filosofía china, muchos pensadores a través de los siglos se han obsesionado con la búsqueda de 和 (he), la armonía cósmica. En la misma dirección, el Daode Jing aspira a encontrar en ese camino universal la armonía entre todas las cosas del mundo, del cielo y del inframundo. Para alcanzar la armonía, el hombre debe dejarse guiar por el fluir del río universal, no cuestionarse el porqué de la naturaleza del dao, pues el propio Laozi ya apunta a su misterio oculto y opaco. El filósofo nos apunta al desperdicio personal en la búsqueda y explicación de la naturaleza del dao, pues “el Dao que puede ser nombrado no es el Dao eterno; el nombre que puede ser nombrado no es el nombre eterno” (Laozi, 1988).
Asimismo, en los inicios de esta corriente, aparece el concepto de 无为 (wuwei) que vendría a poder entenderse como la acción sin esfuerzo, o el seguir de la acción natural. No quiere expresar el filósofo que la clave de la vida es el apalancamiento del hombre, su inacción total y despreocupada del mundo, sino más bien un entender el entorno, el fluir de la armonía y sumarse, fundirse en última instancia. Otro de los conceptos en los que el daoísmo fundamenta la dualidad y el equilibro del universo es el del 阴 (yin) y el 阳 (yang), que expresan la interdependencia de las fuerzas opuestas en el mundo natural y humano. Opuestas y complementarias, no enfrentadas, sino en estrecha relación de necesidad mutua y bidireccional, reflejando la imposibilidad de la existencia de la una sin la otra, pues “la polaridad del yin y el yang es una de las expresiones más profundas del pensamiento daoísta: una visión de la vida y del cosmos como un flujo continuo de energías en constante transformación” (Needham, 1956). El autor británico nos señala cómo el daoísmo proporciona una visión holística de la naturaleza y la existencia.
Como tantas veces ha ocurrido en China, siglos después, el daoísmo sufrió un proceso de institucionalización imperial, hecho que supuso la creación de un armazón religioso que amalgamaba y oficializaba rituales y prácticas de alquimia; todo bajo la férrea supervisión de los ojos del emperador. Así, el camino propuesto por Laozi pasó de ser entendido como una filosofía de índole personal a toda una religión estatal que buscaba, por encima de todo, preservar el endeble equilibrio entre el cielo, la tierra y los seres que habitaban en ella. Pasará a la historia la Escuela de los Maestros Celestiales, o天师道 (Tianshi Dao), destacando en ella 張道陵 (Zhang Daoling), un alquimista en toda regla que consumiría su vida buscando los resquicios del dao para poder curar enfermedades y prolongar su propia existencia. En este camino de la alquimia, llegaría a una reflexión que cambiaría la forma de percibir el dao, pues ya no era algo ajeno y externo al hombre, puesto que “el Dao no está fuera de nosotros, sino en todo lo que hacemos y experimentamos” (Welch, 1967); ahora el dao pertenece a lo interno del ser, se entiende como consustancial a él.
En el año 618 se implanta en China una de las dinastías más ricas, abundantes y prósperas a todos los niveles en la historia del país: la dinastía Tang. Durante este período, que se alargaría hasta el 907, el daoísmo se consolidaría como religión estatal, junto al budismo y al confucianismo. Comienza a popularizarse en esta época la idea de que el emperador, como representante del cielo en la tierra, es el protector último del dao y, en su búsqueda de la prosperidad del imperio, necesita asegurar su buen fluir pues “solo aquel que sigue el Dao puede gobernar en armonía con el cielo y la tierra” (Reill, 2020). Los emperadores 李世民 (Li Shimin) y 玄宗 (Xuanzong) fueron los monarcas que más promovieron sus prácticas entre las clases altas y, también, entre el pueblo llano, otorgando al daoísmo todo un aparato ritual que duraría siglos. Llegaría a ser tan importante y trascendente su influencia e implantación imperiales que acabaría integrándose también en la medicina, la astronomía y, como venimos diciendo, la búsqueda del retraso temporal de la muerte, a través de sus prácticas más secretas y complejas. Al igual que pasaría en Occidente, parte de sus seguidores pasarían su vida intentando transformar otros metales en oro y buscando fuentes de vida eterna, lo que hizo que muchos emperadores apoyaran el movimiento y dotaran de pingues sumas de dinero a sus más sabios y respetados seguidores.
Durante la Dinastía Song (960-1279 d.C.), los preceptos y prácticas del dao comenzaron un proceso de fusión con el confucianismo y con el budismo, lo que comenzaría por dibujar un clima de sincretismo religioso que sería el baluarte más característico de este período. 朱熹 (Zhu Xi) fue un filósofo confuciano del siglo XII que ayudaría a que se produjera este movimiento sincretista pues introdujo elementos típicamente confucianos en las corrientes daoístas, como la idea del cultivo interior. Así, es en esta época cuando se produce una asimilación entre el dao y el todo, llegándose a afirmar que “el Dao está en todo, pero solo se revela a través de la verdadera sabiduría y acción” (Chan, 1963), por lo que aparecerían escuelas de meditación y medicina daoísta, que buscarán la armonía entre cuerpo y mente como clave para el bienestar general del individuo.
Con la llegada al poder de la Dinastía Qing en 1644, el daoísmo se encontraba fuertemente demarcado entre dos capas sociales: de una parte, el conglomerado rural lo veía como una religión a seguir, mientras que, de otra, la élite intelectual china siguió viendo en la búsqueda del dao la principal práctica para alcanzar longevidad y curación.
Como tantos otros movimientos religiosos o filosóficos en China, el daoísmo se vio fuertemente atacado con la llegada de la República Popular de China (1949), sufriendo represión y viendo mermado el número de sus seguidores. En esta línea son de sobra conocidas las palabras de Mao, citando a su maestro ideológico, de que “la religión es el opio del pueblo. Necesitamos liberarnos de las viejas creencias para avanzar hacia el futuro” (Spence, 1990) y, como no podía ser de otro modo, esto también afectó al dao. En este momento, perdió toda su influencia política y social y muchas de sus prácticas fueron tachadas de supersticiosas o antirrevolucionarias. Lo que la época maoísta no pudo erradicar fue la influencia milenaria en prácticas de meditación, en medicina tradicional y en caligrafía.
- El daoísmo en la China de hoy
Aunque muchos han sido los intentos de erradicar el daoísmo y sus prácticas de la vida diaria de China, la realidad es que su influencia cultural y espiritual aún se manifiesta en diferentes aspectos sociales. Varios de estos aspectos podemos resumirlos en las líneas ut infra.
El concepto daoísta del wuwei, o la acción siguiendo el fluir del dao, es una reflexión filosófica que podemos ver en muchos aspectos de la vida política china. La idea es gobernar sin imponer, gobernar siguiendo el flujo natural de las cosas sin forzar el resultado… así, el gobierno busca el equilibrio y la estabilidad, evitando a menudo confrontaciones directas. El propio presidente 习近平 (Xi Jinping) ha mostrado en varias ocasiones una orientación hacia un gobierno que busca la armonía y el equilibrio sociales, pues “el mejor gobernante es aquel cuya existencia la gente apenas conoce. El siguiente es aquel al que la gente admira y el siguiente es aquel al que la gente teme” (Laozi, 1988), frase del propio Laozi que Xi ha citado en varias ocasiones en las que se ha referido a medidas gubernamentales durante su exposición de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Cuando el presidente chino ha hecho alusión a preocupaciones ecológicas también ha hecho uso de terminología daoísta, por ejemplo, con el empleo de 生态文明 (shengtai wenming), esto es, civilización ecológica, pues es un término que enfatiza la armonía entre la humanidad y la naturaleza, a través de una búsqueda del equilibrio natural entre el dao y los ritmos actuales del mundo (Schönfeld, 2019). Aunque China ha sido durante las últimas décadas uno de los países más contaminados del mundo debido al rápido desarrollo que ha sufrido el país desde las políticas de Reforma y Apertura, la creación de un sistema civilizatorio ecológico está entre las premisas del Partido Comunista Chino desde 2017, junto con la gestión cauta y bien pensada de los recursos naturales del país.
Así, en esa búsqueda de la armonía del hombre con el medio, China también se refiere con asiduidad a la armonía social, no sólo entendida como la buena relación entre los seres, sino también de estos para con el Estado (Cleary, 2010), eliminando tensiones sociales y evitando conflictos, volviendo a hacer uso del concepto del wuwei. Se persigue así el concepto de la sociedad armoniosa de la que tanto ha hablado Xi, pues “en China, la armonía no significa homogeneidad, sino un equilibrio en el cual la diversidad de pensamientos y culturas conviven en paz” (Xi, 2014), lo que nos retrotrae a las reflexiones daoístas que predicaban la necesidad de adaptarse al flujo natural de los acontecimientos. A toda esta serie de ideas que Xi ha ido compartiendo se la conoce como Pensamiento de Xi Jinping y podemos ver que están fuertemente impregnado con la pátina del daoísmo. En la última década, China está implementando también políticas para preservar la calidad de sus suelos y fomentar en muchas regiones la agricultura orgánica, pidiendo a los agricultores que eviten el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas químicos. Todo está en la línea del dao de preservar, proteger y seguir los ciclos naturales.
Hablando de la simplicidad de las cosas en la búsqueda humana del equilibrio, Xi Jinping ha introducido elementos de la tradición daoísta haciendo uso de enfoques más sostenibles y holísticos del desarrollo tecnológico, empresarial y urbano. En la práctica, todo esto se puede traducir en políticas dirigidas a mitigar el cambio climático y a reducir la contaminación y la preservación de la energía, lo que pone sobre la mesa la voluntad gubernamental de mantener el equilibrio natural del que nos habla el dao, sin dejar de lado los objetivos políticos a largo plazo fijados por el Partido Comunista Chino. Han conseguido así una mezcla entre la filosofía tradicional china con el gobierno moderno del país. Surgen, de este modo, las ciudades esponja que son infraestructuras urbanísticas pensadas para que el propio entorno de la ciudad absorba y reutilice el agua de lluvia, lo que hace disminuir drásticamente el impacto medioambiental (Girardot et al., 2001). La reflexión daoísta aquí es clara, pues la política gubernamental no pretender dominar los elementos, sino adaptarse a ellos como cualquier sabio daoísta recomendaría.
Pero más allá de la visión gubernamental y de políticas sociales y ecológicas de China, las antiguas tradiciones religiosas del dao se pueden seguir viendo hoy canalizadas a través de prácticas espirituales y rituales. En muchos lugares del país, no sólo rurales, sino cada vez más en zonas urbanas también, personas de todas las edades realizan prácticas de meditación daoísta para buscar la desaparición de la estresante vida de trabajo moderna. También, la búsqueda del cultivo interior que en la época Song caló profundamente en las prácticas daoístas y hoy puede saborearse en la China moderna. El 太极拳 (taiji quan), occidentalizado como taichí, por ejemplo, es una de las prácticas que moviliza a miles de chinos, tanto como herramienta de ejercicio físico como de desarrollo espiritual y de salud corporal. Otra de las prácticas que tiene cada día más adeptos, tanto dentro como fuera de China, es el conocido como el 气功 (qigong) que es un sistema coordinado de movimientos que pone en comunión el cuerpo, la respiración, la mente y el espíritu con el fin de estabilizar el 气 (qi) o energía vital y mejorar su circulación a través de todo el organismo (Kohn, 2005).
No podemos olvidar que, en la China moderna, entre el ajetreo diario del trabajo, las empresas, el dinamismo comercial… podemos encontrar remansos de paz daoístas repartidos por todo el país. Estos lugares están dedicados a honrar a los dioses daoístas, mantener el orden cósmico y buscar bendiciones en pro de la salud, la longevidad y el bienestar de uno mismo y de la comunidad en conjunto (Schipper, 1993). Aún hoy, podemos visitar templos daoístas, caso del sito en Beijing 东岳庙 (Dongyue Miao), en Hangzhou el 六和塔 (Liuhe Ta) y en Chengdu el 青羊宫 (Qingyang gong), lugares populares para la oración, los rituales y la meditación (Eto, 2018). Asimismo, se siguen respetando muchos de sus días festivos, como el Día del daoísmo que acontece el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar, festividad en la que decenas de miles de devotos participan en ceremonias que buscan la purificación espiritual y la renovación del qi interno, para alcanzar el equilibrio y la armonía, pues “los rituales taoístas son un medio para que los seres humanos se alineen con las fuerzas cósmicas, el Dao, y vivan en armonía con él” (Schipper, 1993).
Los principios del yin y del yang de los que hablábamos ut supra son pilar fundamental de la medicina tradicional china, surgidos originalmente como conceptos daoístas. En los orígenes primigenios de la civilización china, estos conceptos se referían a ambos lados de una montaña: de una parte, la zona yin o de sombra, oscura, húmeda, creadora de vida, femenina… y de otra, la zona yang, soleada, de sol y color, más seca y continuadora de vida, masculina. Esto, que como se ve originalmente responde a una religiosidad muy primitiva, se fue incorporando al corpus religioso de los seguidores del dao y lo pondría en relación con el equilibrio del qi. Para mejorar estas débiles conexiones de equilibrios y energías opuestas, el sabio daoísta haría uso de multitud de hierbas medicinales, lo que provocaría que estos pronto se convirtieran en médicos de grandes casas y de la propia familia imperial, pues el dominio de la medicina herbolaria sería un saber transmitido de generación en generación de estudios del dao.
Otra técnica daoísta que ha sobrevivido hasta hoy es el conocido como 推拿 (tuina), un tipo de masaje terapéutico de la espalda del paciente que busca equilibrar el qi mediante la regulación de las energías opuestas y complementarias del yin y del yang. Este milenario masaje consiste en presionar y masajear puntos muy concretos del cuerpo del paciente con movimientos precisos de las manos que buscan calentar, liberar, evacuar, transpirar, armonizar o eliminar ciertos elementos del cuerpo (Unschuld, 1985). En la China actual es común integrar este tipo de prácticas con la medicina moderna, recibiendo tratamientos híbridos que, si bien son de más larga duración, aseguran al paciente una mejor y más estable recuperación total. Ello está ligado al concepto daoísta de salud preventiva que, no sólo busca curar al paciente enfermo, sino que recomienda una serie de prácticas, alimentos y preceptos para que el cuerpo resista mejor y conserve una salud más duradera, lo que siguen miles de chinos en nuestro tiempo, pues como afirma el centenario libro medicinal Huangdi Neijing “el sabio no trata la enfermedad cuando ya está presente, sino que la previene cuando aún no ha surgido” (Ni, 1995).
- Conclusión
Lo que hace milenios comenzara a ser dibujado en la mentalidad colectiva del pensamiento chino por Laozi, aún hoy sigue teniendo en el país unas implicaciones significativas para el ojo que sabe agudizar el radar y atisbar en el ámbito político y en la vida cotidiana los retazos de una filosofía que parecía extinta.
Así, hemos visto que en lo que hoy se conoce como Pensamiento de Xi Jinping, es decir, en el ámbito político, se persigue la armonía y el equilibrio, que siempre son pilares y razones fundamentales del actuar y decidir gubernamental. También, en la vida cotidiana el daoísmo sigue teniendo un impacto hondo, desde las prácticas de meditación y rituales espirituales hasta la aplicación a técnicas de medicina tradicional.
No ha importado la represión sufrida a mediados del siglo XX, pues el camino del dao –fiel a sus propios principios—ha sabido permanecer fluyendo y ha seguido estando vivo, con una tradición adaptada a los nuevos tiempos e influyendo en las decisiones vitales de miles de habitantes de la China contemporánea, pues como el propio Laozi nos diría “conocer a los demás es sabiduría; conocerse a uno mismo es iluminación. Dominar a los demás requiere fuerza; dominarse a uno mismo requiere poder” (Laozi, 1988).
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente la organización comparte lo expresado.
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