Las redes sociales se han convertido en un instrumento vital para nuestra sociedad posmoderna en donde juega un papel político masivo, nos damos a la tarea de investigar los antecedentes en lo que consta a este  movimiento y manipulación de masas, en concreto a la formación del “hombre masa”  dada por  Ortega y Gasset en su obra “La Rebelión de las Masas” (1930) partiendo de ahí nos adentraremos en los acontecimientos que le dieron una estructura a la manipulación de masas en la vida política y haremos énfasis en las estrategias de comunicación que se fueron estableciendo y que hasta el día de hoy son bien utilizadas. Todo esto dentro de lo que hoy tenemos presente como la era digital.

El abordaje de este escrito ha sido de enfoque cualitativo debido a que las categorías de análisis, por su naturaleza, no pueden ser medibles ya que surgen de la realidad al ser parte de conductas, opiniones, percepciones y decisiones protagonizadas por diversos actores políticos. Al mismo tiempo el alcance es de tipo analítico, porque además de recopilar información de las fuentes bibliográficas disponibles se pretende analizar la información recolectada para poder comprender el fenómeno.

Entrando de lleno al tema en cuestión, la digitalización, se ha vuelto el diario vivir para muchas personas, y es importante destacar que las redes sociales específicamente, brindan una amplia accesibilidad a sus usuarios en términos de costo y de interacción, teniendo así un acceso amplio a todo tipo de contenido y a la emisión de valoraciones personales, factores que hacen de las redes sociales un entorno potable para la difusión de la coyuntura política en la palestra pública y el minuto a minuto que esta tiene. De hecho, de acuerdo con Ángel Calle, (2013, pág. 46), citado por Jorge Castellanos Claramunt (2019, pág. 170) destaca que “el carácter agregador que pueden tener las nuevas tecnologías de información y comunicación, facilita la creación de estructuras de participación muy concretas, como pueden ser «herramientas de difusión y de coordinación, ágoras de debate y comunidades de afinidad».”

La revolución digital y las redes sociales pueden suponerse como un arma peligrosa de manipulación que impacta la esfera política, siendo entendidas como una herramienta comunicacional capaz de comprometer a diferentes receptores con causas o ideales específicos, lo cual comúnmente llamamos manipulación mediática, un fenómeno que modifica la forma tradicional de hacer política. Pero es importante preguntarnos ¿Qué es la masificación?

Para poder entrar en la definición tenemos que empezar por el divulgador de toda esta teoría, Ortega y Gasset. Primeramente, cabe destacar que este establece un proceso en donde se daría una transformación de la sociedad por etapas, estamos hablando que esta obra fue publicada en los años 20 por medio de varios artículos todo esto previo al periodo de gran oscuridad de Europa.

Empieza describiéndonos el “lleno” de las ciudades, en donde menciona que existe una gran población que cubre las ciudades, por ende, nos lleva a que el problema es “encontrar sitio”. Pero se entiende que tuvo que pasar algo para que se diera es gran afluencia, y aquí Ortega y Gasset establece un componente que está implícito en la muchedumbre, pero muy pocas veces se menciona, “el individuo”.

Los individuos ya existían, el mismo número de población ya existía, pero estos individuos no existían como muchedumbre. Más bien estaban repartidos por el mundo en pequeños grupos, pero existe un cambio en donde aparecen como aglomeraciones y la vista queda expuesta a muchedumbres. El cambio se da gracias a los grandes avances tecnológicos y económicos que genera que las personas emigren a las grandes ciudades en busca de mejores condiciones de vida.

El concepto de muchedumbre es cuantitativo y visual. Traduzcamos, sin alterarlo, a la terminología sociológica. Entonces hallamos la idea de masa social. La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas (Gasset, 1979).

En términos sencillos la muchedumbre solo era cantidad, pero con la masa existe una determinación cualitativa que se entiende como el hombre que no se diferencia de otro hombre, sino que se repite en si un tipo genérico. La sociedad, poco a poco pierde un sentido de individualidad, y cada vez más se extiende un sentimiento de colectividad. La «muchedumbre» se refiere a un gran grupo de personas que se puede cuantificar fácilmente y se percibe visualmente, pero no se profundiza en las características cualitativas de sus miembros individuales. Por otro lado, la «masa social» se describe como una idea que implica una determinación cualitativa, donde los individuos se ven como parte de un tipo genérico y la sociedad tiende a perder la individualidad en favor de la colectividad.

Por consiguiente, la masificación es el proceso mediante el cual algo se vuelve común, generalizado y accesible para una gran cantidad de personas. En el contexto de la realidad internacional, esto implica que los eventos, la información y las interacciones a nivel global se vuelven cada vez más accesibles y presentes en la vida cotidiana de las personas. La tecnología y los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en esta masificación, ya que permiten una difusión rápida y amplia de la información.

En ese sentido José Moreno (2020) explica que los actores políticos, desarrollan continuamente estrategias, con el objetivo de incrementar su propaganda, alcance, visibilidad, presencia en la disputa electoral y coyuntura política reflejándose la manipulación mediática y su control estratégico de campaña.

Para lograr entender cómo se da la influencia ideológica actualmente por medio de las redes sociales en el ámbito político debemos remontarnos a revisar como esta se veía manifestada años atrás con la manipulación de masas; por tanto, se deben analizar e interpretar antecedentes históricos que se tuvieron que articular para que se estableciera una dinámica en donde la sociedad fuera vista como una masa que se puede amoldar a ciertos parámetros ideológicos y políticos que actualmente se perciben en la realidad.

De acuerdo con Fatima Fernández, (2020), nos encontramos en una época devastadora para Alemania. Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial y creado el Tratado de Versalles en 1919, el pueblo alemán quedó desmoralizado tras estos dos acontecimientos.

Tras la firma del Tratado, Alemania queda en un punto crítico, en términos sociales, económicos y políticos, propicio para el surgimiento de una figura que “guiara” y reviviera la moral nacionalista que tanto había perdido Alemania.

Según Fatima Fernández (2020), Hitler fue el principal elemento propagandístico del régimen y sus discursos propiciaron el auge del nazismo en Alemania, aprovechando el descontento generado por el Tratado de Versalles, y convenciendo que el carácter democrático de la República de Weimar estaba asociado a la humillación nacional, por lo que Adolf Hitler decidió incumplir dicho tratado.

En este sentido, según Reich (s.f) se menciona el hitlerismo o nazismo como el inicio del concepto de manipulación de masas, el cual, Hitler, lleva a cabo mediante una labor propagandista y comunicacional con la ayuda de Joseph Goebblels, quienes lograron crear una lista de principios de propaganda nazi bajo la política psicológica que llevó al modelo fascista alemán a ser el mayor y más importante modelo político-social de gran parte de Europa.

Cabe destacar que uno de los acontecimientos históricos que estuvo caracterizado por el uso de los medios de comunicación como medio de manipulación, fue la Guerra Fría, la cual fue un conflicto político, económico, social, militar, que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial, entre el bloque Occidental, y el bloque del Este, liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente. Además, estuvo caracterizada por conflictos internos en Estados satélites y otros pivotes geopolíticos, que eran de interés para ambas potencias.

El factor comunicativo y manipulador fue crucial para el desenlace del conflicto, el cual culminó con la disolución de la Unión Soviética, debido a la insostenibilidad de su modelo político y administración económica en relación con sus Estados satélites.

“Nuestro objetivo en la guerra fría no es conquistar o someter por la fuerza un territorio. Nuestro objetivo es más sutil, más penetrante, más completo. Estamos intentando, por medios pacíficos, que el mundo crea la verdad. (…) A los medios que vamos a emplear para extender esta verdad se les suele llamar ‘guerra psicológica’. Es la lucha por ganar las mentes y las voluntades de los hombres” (Eisenhower, 1953).

Todos estos antecedentes trascendentales del siglo pasado ponen en perspectiva las cuestiones a las que nos enfrentamos en estos momentos. Es de vital importancia entender todo esto, ya que se obtiene un panorama del actuar de estos fenómenos.

Ya entendimos el fenómeno, ahora entendamos la herramienta que provoca este fenómeno social. Entendiendo lo que envuelve todo este fenómeno comunicacional, la mejor explicación de lo que es propaganda la encontramos en la obra “La Historia de la propaganda”:

“Consiste en un proceso de diseminación de ideas a través de múltiples canales con la finalidad de promover en el grupo al que se dirige los objetivos del emisor no necesariamente favorables al receptor; implica pues un proceso de información y un proceso de persuasión.” (Quintero, 1990)

En su obra “La historia de la Propaganda» establece la relación con la persuasión: Frente a todo esto se vuelve necesario agregar otro proceso informativo involucrado como lo es la persuasión. Que es un proceso comunicativo que pretende promover una dependencia interactiva entre emisor y receptor mediante la formación, reforzamiento o modificación de la respuesta del receptor. Un mensaje persuasivo se conforma según una conducta deseada por el emisor para que sea adoptada voluntariamente por el receptor Quintero (1990 , pág.15-30).

Sin duda alguna propaganda y persuasión están íntimamente relacionadas incluso se podrían equiparar, pero el fenómeno de la propaganda goza un grado más de complejidad. Primeramente, es un proceso de persuasión sin ninguna duda ya que en el conlleva creación, reforzamiento o modificación de la respuesta del receptor, pero también conlleva una información.

Entendiendo que el propagandista es el núcleo de todo el proceso político, ya que este solo puede entablar una relación de complicidad con aquellos cuya respuesta pretende modificar o estimular. El propagandista tiene que ser uno más del grupo al que se dirige, o un igual si se dirige sólo a una persona, aunque muchas veces se sitúe en un escalón superior, pues el prestigio y la autoridad de la fuente en la propaganda es un factor de intensificación de ésta (Quintero, 1990).

Acoplando todo esto llegamos al medio por el cual se esparce todo, las redes sociales, ese fenómeno que nace a principios de sigo y que ha servido desde mantenernos informados hasta provocar revoluciones sociales que nacieron de la nada.

Las redes sociales las podemos de sintetizar como se hace en la revista de “Investigación 3 Ciencias” donde se expresa que: “Podemos definir la red social como un sistema abierto que encontramos en internet en el que un gran número de usuarios puede interconectar entre sí de forma dinámica posibilitando la potenciación de recursos que cada usuario posee” (Climent Sanchis, 2012, pág. 4).

En el contexto de los estallidos sociales, la propaganda puede desempeñar un papel significativo al promover narrativas específicas, desacreditar a los movimientos sociales o a los líderes de la protesta, y generar divisiones en la sociedad. Los actores estatales y no estatales han utilizado la propaganda tanto en línea como fuera de línea para influir en la opinión pública y socavar los movimientos de protesta. Esto puede contribuir a la polarización social y a la desconfianza en las instituciones, alimentando así los estallidos sociales.

Tenemos un común denominador en los diferentes estallidos sociales dados en Occidente, primeramente, la cuestión del descontento con el gobierno de una parte de la población, odio infundido a os cuerpos de seguridad a lo largo de nuestros países, descontento o posible ataque desde un punto de vista racial y por último y más importante una campaña brutal en redes sociales.

Lo vimos caramente con el caso de George Floyd, donde existía un descontento por parte de cierto porcentaje de la población hacia el gobierno de Trump, rechazo a las fuerzas policiales, y una gran susceptibilidad hacia los temas raciales, con lo cual fue y coctel perfecto para que un acto desagradable por parte de las autoridades provocara un estallido que influyo grandemente en la política nacional de los EE. UU como internacional.

Acá entra otro posible elemento otro posible elemento de interés como lo es el concepto de Modernidad Líquida de Zygmunt Bauman es como si la posibilidad de una modernidad fructífera y verdadera se nos escapara de entre las manos como agua entre los dedos. (Moreno J. H., 2016). En términos simples describe una forma de modernidad caracterizada por la fluidez, la flexibilidad y la falta de estructuras sólidas. Bauman sostiene que esta condición social y cultural ha dado lugar a una sensación de inseguridad, incertidumbre y ansiedad en la sociedad contemporánea.

El caso de George Floyd fue tan líquido, que tuvimos protestas donde no hay una problemática racial extendida o considerada prioritaria. Cabe aclarar que la característica de la liquidez es gracias a las redes sociales, las redes sociales potencian la teoría dada por Bauman.

Lo mismo se puede aplicar en el estallido social en Chile, el estallido social en Colombia incluso las recientes manifestaciones en Francia en donde basta una pequeña acción para detonar toda una movilización social. Pero ¿Cómo afecta todo esto a las RRII?

Claramente los estallidos sociales tienen un impacto en las RRII al afectar la política interna y la gobernabilidad, poner de manifiesto preocupaciones sobre derechos humanos y justicia social, influir en la diplomacia y la cooperación internacional, y dar forma a la agenda global en temas relevantes. Estos eventos desafían los sistemas existentes y pueden llevar a cambios significativos tanto a nivel nacional como internacional.

Estas demandas pueden desafiar las normas y las estructuras existentes en la política nacional e internacional, promoviendo una reevaluación de las relaciones de poder y la agenda global. El constructivismo también destaca cómo estos eventos pueden influir en la identidad de los países y en cómo se perciben a sí mismos y a los demás actores internacionales.

Como sociedades democráticas que caracterizan a la mayoría del hemisferio occidental, es nuestro deber atender y buscar a manera de resolver la mayor cantidad de problemas posibles, como futuras generaciones es imperante ir dialogando e ir repesando las normas comunicativas que tenemos hasta el día de hoy y que van cambiando constantemente, entendiendo a Mark Twain , «La historia nunca se repite, pero muchas veces rima», no podemos seguir cometiendo los errores del pasado, en donde primaban los intereses de unos pocos, ahora lo hemos llevado al extremo donde en el supuesto ayudar a unas minorías ruidosas se deje de lado a la verdadera mayoría. Como menciona grandemente Carlos Siri 1978):

“Cuando los grupos menores de la sociedad pretenden imponer unilateralmente sus fines particulares, como si ellos fuesen el último fin de la colectividad, surge la imposibilidad de lograr el bien de cada grupo y, al mismo tiempo, el bien integral del cuerpo colectivo.” (Siri, 1978)

En conclusión, el fenómeno de la masificación de las redes sociales y su influencia en los estallidos sociales contemporáneos desde una perspectiva de relaciones internacionales es un tema de gran relevancia en la sociedad posmoderna. A lo largo de este análisis, hemos explorado cómo la digitalización y la propagación de información a través de las redes sociales han transformado la dinámica política y la percepción pública en todo el mundo.

Hemos observado cómo la manipulación de masas, un concepto que tiene sus raíces en las teorías de Ortega y Gasset sobre la formación del «hombre masa,» ha evolucionado con el surgimiento de la propaganda y la persuasión como herramientas políticas clave. Estos elementos se han utilizado históricamente en eventos importantes como la era de Hitler y la Guerra Fría para influir en la opinión pública y llevar a cabo campañas políticas.

Las redes sociales, como poderosas plataformas de comunicación, han amplificado el impacto de la propaganda y la persuasión en la esfera política. Estas plataformas brindan una accesibilidad masiva a la información y la posibilidad de propagar mensajes ideológicos con facilidad. A través de ejemplos contemporáneos, como el caso de George Floyd, hemos observado cómo un incidente específico puede desencadenar un estallido social global debido a la rápida difusión de información en las redes sociales.

La modernidad líquida, una condición caracterizada por la fluidez y la falta de estructuras sólidas en la sociedad contemporánea, se ha visto acentuada por las redes sociales, lo que hace que los eventos sociales sean altamente volátiles y propensos a la rápida movilización.

En el ámbito de las Relaciones Internacionales, estos estallidos sociales tienen un impacto significativo al desafiar las normas políticas y sociales existentes, influir en la diplomacia y la cooperación internacional, y dar forma a la agenda global. Los actores internacionales deben adaptarse y responder a estos cambios en la política y la opinión pública para mantener la estabilidad y promover la justicia y los derechos humanos.

En última instancia, enfrentamos un mundo en constante evolución, donde las redes sociales desempeñan un papel fundamental en la formación de la opinión pública y la política. Como sociedad, debemos ser conscientes de la influencia que ejercen estas plataformas y trabajar juntos para abordar los desafíos y promover un mundo más justo y equitativo para las generaciones futuras.


Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente la organización comparte lo expresado.


Bibliografía

Calle, Á. (2013). La Transición inaplazable: salir de la crisis desde los nuevos sujetos políticos. Icaria: Barcelona.

Castellanos Claramunt, J. (2019). Las imbricaciones políticas entre la participación ciudadana e internet. Revista de Derecho Político N°106, 167-197.

Climent Sanchis, S. (2012). La comunicación y las redes sociales. Revista de investigación 3Ciencias.

Eisenhower, D. D. (1953). Conferencia de prensa.

Fernández, F. (2020). LA PROPAGANDA NAZI: El por qué un pueblo se dejo llevar por ella. Sevilla: Universidad de Sevilla.

Gasset, J. O. (1979). La Rebelión de las Masas. Madrid: Alianza Editorial.

Moreno, J. (2020). Comunicación política y plataformas sociales. Obtenido de http://bit.ly/3jqRMzp

Moreno, J. H. (junio de 2016). Scielo. Obtenido de Scielo: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422016000100279

Quintero, A. P. (1990). Historia de la Propaganda. Madrid: Ediciones de la Universidad Complutense, S.A.

Reich, W. (s.f.). Psicología de masas del fascismo . Madrid: Ayuso.

Siri, C. A. (1978). L a patología de la sociedad. México: Edición del Autor.

Stonor, F. (1999). La CIA y la Guerra Fría cultural. Obtenido de https://icvlloreteuia.files.wordpress.com/2017/09/la-cia-y-la-guerra-fria-cultural-1.pdf

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