Suecia: Recorrido histórico, políticas ambientales e innovación tecnológica como estrategias de soft power
Resumen: Los gobiernos alrededor del mundo desde su instauración, han implementado diferentes políticas para llevar adelante sus objetivos, ya sean estos económicos, sociales o culturales, de carácter vinculante con el poder que proyectan de sí mismos dentro del sistema internacional. Dicho poder, puede desarrollarse de diferentes maneras y una de las menos conocidas, pero más utilizadas es el poder blando o “soft power”. Suecia, es un país que pasa desapercibido cuando hablamos de poder. Sin embargo, desde años atrás viene desarrollando políticas estratégicas que la han ayudado a posicionarse de manera sagaz en los primeros puestos de los rankings de soft power a nivel mundial.
Palabras claves: Feminismo, Igualdad de Género, Medio ambiente, Innovación, Tecnología, poder blando, soft power.
A lo largo de la historia de las Relaciones Internacionales, se pueden encontrar distintas características que diferencian las formas de implementación de políticas tanto interiores como exteriores por parte de los países y sus gobiernos; algunas de estas políticas en contraposición de las otras, pero en su mayoría con un mismo objetivo, posicionar al país que las adopte como poderoso dentro del sistema internacional. Según Keohane y Nye (1988) “el poder puede pensarse como la habilidad de un actor para conseguir que otros hagan algo que de otro modo no harían (p.25). Y de esa forma ejercer control sobre los resultados. No obstante, en el presente artículo, nos centraremos específicamente en una forma de poder, el poder blando; entendido como “la capacidad de configurar las preferencias de terceros mediante argumentos, los cuales conllevan a la imitación principalmente de valores expresados en la cultura, en la política interna, y en la forma de desempeñarse internacionalmente” (Landínez, 2011, p.1). A continuación, evaluaremos las políticas implementadas por Suecia y su impacto a nivel mundial, en los aspectos sociales, ambientales y tecnológicos, que la han llevado a ocupar los primeros puestos de los rankings de soft power mundiales.
En primer lugar, socialmente, Suecia es uno de los países que ha trabajado desde tiempos muy tempranos los ámbitos de igualdad de género, buscando garantizar la autonomía femenina y su participación dentro del mercado laboral. Haciendo un recuento histórico, encontramos que en 1842 la asistencia de las mujeres a la escuela era obligatoria, además de que en esa época ya poseían el control sobre sus ingresos incluso si se encontraban casadas. Posteriormente, durante el siglo XX, los movimientos feministas protagonizados por diversos partidos políticos, lograron expandir los campos de legalidad concernientes a temas de maternidad, derechos dentro del matrimonio y establecimiento del sufragio universal, creándose luego la garantía para las mujeres de poder ejercer todas las profesiones en la sociedad, además de la legalización de anticonceptivos, aborto y la ley de igualdad de género en 1979 (Arabshahy, 2018).
En el año 2014 “Suecia anuncia su voluntad de constituir un gobierno que se autoproclama como feminista” adecuando su política exterior en pro de maximizar la participación femenina tanto a nivel nacional como internacional. Actualmente, más del 47 % de los diputados del Parlamento sueco son mujeres (Sveriges Riksdag, 2018-2022) siendo el segundo país del mundo en poseer una representación tan significativa.
En segundo lugar, Suecia se posiciona como uno de los líderes mundiales del cuidado del medio ambiente, situándose en octava posición entre los países con mayor conciencia medioambiental, con una puntuación de 78.7 sobre 100 del estudio Environmental Performance Index o EPI (2020) el cual “es un método para cuantificar y clasificar numéricamente el desempeño ambiental de las políticas de un país, utilizando para ello indicadores orientados hacia resultados, por lo que sirve como índice de comparación” (Observatorio ambiental, s.f).
De igual forma, Suecia no se conforma con lo que ya ha logrado y continúa estableciendo objetivos ambiciosos para las próximas décadas. Estos objetivos incluyen la neutralidad de carbono para el 2045 y una mejora del 20% en la eficiencia energética para el 2050 (De Rauglaudre, 2015). Un aspecto a destacar sobre las políticas ambientales de Suecia, es el impacto que éstas han tenido en las prácticas diarias de sus ciudadanos, los cuales se caracterizan por ser muy comprometidos con las mismas y han creado conciencia incluso en los más jóvenes, como es el caso de Greta Thunberg.
Greta Thunberg, es una adolescente activista sueca, que ha inspirado a millones de jóvenes alrededor del mundo, tal como lo reseñan varios portales de información “Inspirados en esta joven de mirada recia y largas trenzas de color castaño claro, hoy millones de estudiantes ya habían realizado huelgas en más de 150 países, incluido Colombia” (Semana Sostenible, 2019), motivándolos a formar parte de la lucha contra el calentamiento global. “Su popularidad aumentó tras haber intervenido en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se realizó en Polonia, en 2018” (Semana Sostenible, 2019). De igual forma fue nombrada como uno de los 25 adolescentes más influyentes del mundo en 2018 y una de las 100 personas más influyentes en 2019 por la Revista Time. También fue proclamada como la mujer más importante del año, en Suecia en el 2019. Adicionalmente, el Parlamento noruego la nominó al Premio Nobel de la Paz.
En tercer lugar, el desarrollo tecnológico que ha experimentado Suecia en los últimos años, la han llevado a ocupar primeros puestos en distintos rankings como es el caso del «European Innovation Scoreboard» (EIS), el ranking de la Unión Europea (EU) que mide el rendimiento de los sistemas innovadores del Viejo Continente, donde Suecia se posiciona de primero como un país líder en innovación, quedando una posición más baja después de Corea del Sur, a nivel mundial. Según el informe del 2020 presentado por el EIS, Lo que posiciona a Suecia como líder en innovación es su manejo de los recursos humanos, el desarrollo de sistemas de investigación atractivos y la creación de entornos favorables a la innovación. En este sentido “Suecia obtiene una puntuación alta en la mayoría de los indicadores en comparación con la UE, pero especialmente en publicaciones conjuntas público-privadas, aprendizaje permanente, publicaciones conjuntas científicas internacionales y estudiantes de doctorado extranjeros” (European Innovation Scoreborad, 2020, p.68).
No obstante, Suecia se caracteriza por ser discreta a nivel internacional, lo que le ocasiona que en comparación con el resto de los países de la UE, posea un débil impacto en las ventas, siendo esta dimensión la más baja dentro de su puntuación, esto incluye “ventas de innovaciones de productos nuevos en el mercado y nuevos para empresas, cofinanciamiento privado de gastos públicos en I + D, empresas que brindan capacitación en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y gastos de capital de riesgo” (European Innovation Scoreborad, 2020, p.68). Por otro lado, Suecia posee algunas de las “empresas de base tecnológica valoradas en más de 1.000 millones de dólares” (Aguado, 2018) mejor conocidas como empresas unicornio, mas importantes para la UE, como lo son Spotify y Skype, quienes han logrado crecer de manera exponencial, gracias a la significativa inversión tecnológica que hace el país y su interesante cooperación público-privada, donde también se apuesta por el crecimiento de empresas tradicionales, como Volvo, Ikea y Ericsson.
Finalmente, es importante destacar el flujo de influencia ‘blando’ en los aspectos anteriormente mencionados. Suecia ocupa cada vez más espacios importantes en distintos ámbitos, pero de una forma discreta, evitando enfrentarse a rivales estériles, lo cual le ha permitido, por un lado, ir a su propio ritmo, creando entornos de desarrollo tecnológico y empresarial, pero por el otro, su modestia no le ha permitido explotar toda la capacidad de exportación tecnológica que desarrolla.