Han pasado 19 años desde aquellos fatídicos ataques del 11 de septiembre de 2001 en las ciudades de Nueva York y Washington D.C. El despertar de una nueva amenaza que en realidad siempre ha estado ahí, el terror sistematizado y la vulnerabilidad del Estado frente a la naturaleza de esta forma de actos violentos. Intelectuales, teóricos, círculos académicos, tanques de pensamiento, sector militar, y hasta las más inverosímiles teorías conspirativas han contribuido con un increíble caudal de literatura que hoy podemos encontrar sobre aquellos hechos y el terrorismo internacional. Lo cierto es que desde aquellos días ha sido una prioridad la relectura del terrorismo y la reevaluación en materia de seguridad y defensa por parte de la comunidad de Estados. En cuanto a la disciplina de las Relaciones Internacionales, aquello implicó la revalidación y retorno del Realismo Político después de estar solapado bajo otros paradigmas por algunos años.

A manera reflexiva señalamos que después del 11-S se agudiza el debate sobre el vacío confuso entre delito o guerra. Y de aquí parte nuestra reflexión. Para una idea clara de esta afirmación debemos subrayar que la práctica del terror, por ejemplo, durante la bipolaridad y la era de la “guerra fría”, era confusa y rozaba más en lo “criminal” y no lo beligerante. El atentado al World Trade Center de 1993 no se consideró un acto de guerra como lo sería el de 2001, o los atentados en Madrid, 2004, en Beslan, 2004, y en Londres, 2005.  En aquellos días mucho menos se consideró como una amenaza a la civilización si bien ya algunos teóricos apuntaban a ello. Lejos de eso todavía era un asunto de seguridad doméstica. Afirmaría el experto Walter Laqueur: “nadie percibió el peligro que constituían unas fronteras tan permeables.” (2003). Más tarde, una campanada con aquellos terribles atentados a las embajadas estadounidenses de Kinshasa y Dar es Salaam en 1998 por Al Qaeda alertaban sobre la vulnerabilidad de los Estados frente a esta fenómeno y auguraban vientos de guerra.

De aquí a que hagamos énfasis en que no solo se trata de la emergencia de una definición estandarizada que muchas veces paraliza a la comunidad internacional, sino de una decidida, flexible e inteligente contraofensiva sobre aquellos actores particularmente solapados en las bondades de las instituciones y valores occidentales. Atender los peligros que significan aquellas “quintas columnas del multiculturalismo” que subrayaría William Lind, padre del concepto de la Guerra de Cuarta Generación. Y es que una nueva realidad, el terrorismo internacional y las guerras postmodernas, están dibujando al mundo en el siglo XXI como una vez lo haría el intercambio nuclear de las dos grandes potencias del siglo XX.

¿Quieres ampliar el tema? Visita nuestro reportaje «Entendiendo las nuevas guerras» https://ceinaseg.com/entendiendo-las-nuevas-guerras/


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Licenciado en Historia y Especialista en Derecho y Política Internacional por la Universidad Central de Venezuela, es candidato al título de Doctor en Ciencias Políticas de la misma casa de estudios. Es uno de los fundadores de CEINASEG. Se desempeña como profesor universitario con experiencia en las Escuelas de Historia, Comunicación Social, Estudios Políticos y Estudios Internacionales. Es Jefe del Departamento de Formación Histórico Especial de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, Director de Investigación Histórica de la Asamblea Nacional y Miembro del Grupo de Investigación de Lenguajes y Conceptos Políticos de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos. Sus líneas de investigación son la seguridad internacional en el marco de las Relaciones Internacionales y la historia de los lenguajes políticos en el marco de la Teoría Política. Actualmente dedicado al estudio de la representación y representatividad en el marco de la crisis de la democracia moderna.