La política exterior de Japón posee una influencia muy marcada por los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial y de su pasado imperial. Desde la Segunda Guerra Mundial Japón ha adoptado una política de Estado basada en la renuncia a cualquier acto de guerra, expresado en el Art. 9 de su Constitución donde expresa “Aspirando sinceramente a una paz internacional basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la nación y a la amenaza o al uso de la fuerza como medio de solución en disputas internacionales” (Constitución de Japón, 1947) es interesante observar en la realidad que desde que fue promulgado este artículo, gran parte de las intervenciones de Japón dentro de los distintos organismos internacionales que requieren recursos humanos y militares para el desarrollo de varios conflictos bélicos, solo obtuvieron una ayuda monetaria como participación, gracias al Art. 9 que delimita una posición pacifista “Japón pudo evitar inmiscuirse excesivamente en los conflictos de la Guerra Fría y adoptar un perfil bajo en política internacional, dejando los temas de seguridad en un segundo plano mientras se daba prioridad a los temas económicos” (CIDOB, 2013, p.401) podemos observar cómo los lineamientos de política exterior de Japón se vinculan con lo expuesto por el realismo periférico, en el sentido de que como expresan Schenoni y Escudé (2016), el país deja en un segundo plano la seguridad como interés nacional expresado en la política exterior y en cambio se centra en el desarrollo económico del país.

     Durante la guerra fría uno de los actores principales en la definición de la política exterior con respecto al conflicto bélico fue el primer ministro Shigeru Yoshida, quien estableció la llamada Doctrina Yoshida la cual exponía que para ser un país con peso internacional había que  “centrarse en el crecimiento económico y dejar de lado los temas de seguridad ya que, además del coste económico, se argumentaba que el aumento de las capacidades militares causaría el rechazo en los otros países de la región” (CIDOB, 2013, p.401). Cabe destacar que Japón al ser un país que posee “recursos minerales insignificantes (…) prácticamente sin recursos energéticos naturales” (CIA, 2021) tiene la necesidad de mantener buenas relaciones exteriores comerciales, de las cuales obtiene los recursos naturales necesarios para el desarrollo de su industria “Después del cierre completo de los reactores nucleares de Japón tras el terremoto y el tsunami de 2011, el sector industrial de Japón se ha vuelto aún más dependiente que antes de los combustibles fósiles importados” (CIA, 2021)  Es por ello, que aunque actualmente es una de las principales economías del mundo, su desarrollo depende de sus alianzas comerciales, tanto para la obtención de recursos naturales como también para proporcionar un mercado destino para la producción japonesa. El objetivo del establecimiento de esta Política Exterior de Estado es “acrecentar su credibilidad en el Sistema Internacional. Con ello, al ofrecer garantías a los demás otros Estados y a otros actores internacionales (Organizaciones Internacionales, Organizaciones No Gubernamentales, empresas, etc.) acrecientan considerablemente la legitimidad de los negociadores nacionales” (Fernández Luzuriaga, 2008, p.6) los cuales necesitan el mercado externo para poder desarrollar todo el proceso comercial. Esto explica por qué en los últimos años Japón se ha involucrado en gran medida en lo que se considera la alta política internacional, sobre todo en aporte monetario a los distintos programas llevados a cabo por la ONU, como en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo o la ayuda humanitaria que está prestando en el Medio Oriente, así como también su participación en el proceso de desnuclearización en Corea del Norte.

     En cuanto a las relaciones bilaterales establecidas por Japón, estas se basan en su mayoría por acuerdos comerciales y beneficio económico, como por ejemplo la relación de Japón con China, la cual es complicada en términos de seguridad en cuanto a desconfianza como fruto del recuerdo del Japón imperial y tensiones territoriales debido a que tanto China como Taiwán “reclaman las Islas Senkaku administradas por Japón” (CIA, 2021). Otro elemento fundamental en la relación Sino-Japonesa es el cultural, pues algunas tensiones han surgido a partir de la visita de autoridades niponas al Santuario de Yasukuni, el cual es un lugar donde se honra el espíritu de los soldados que dieron su vida por la nación y el emperador durante la Segunda Guerra Mundial, ahora bien, “lo más delicado ha sido que el Ministerio de Salud y Bienestar en 1959 enviara a Yasukuni la lista de soldados juzgados como criminales de guerra Clase B y C1 para que fueran agregados al Libro de Almas, lo cual se dio en 1966” (Deans, 2007, p. 271) esto fue realizado en secreto y se mantuvo así por dos años, el problema surge debido a que tanto para China como para Corea del Sur  el santuario de Yasukuni es una muestra de la intención del “gobierno japonés de construir una historia donde se glorifica el pasado imperial de Japón, a sus soldados y a sus líderes de guerra, y donde no se muestra un arrepentimiento sobre los crímenes cometidos por el ejército imperial japonés” (Ramírez, 2015, p.24) estas tracciones producto de acontecimientos del pasado se pueden ver enmarcadas como el desarrollo por parte de estos países de una cultura de política exterior la cual es expuesta por Van Klaveren (2013) como “conjuntos de creencias, imágenes y símbolos que mantienen las elites y las opiniones públicas de los países respecto de sus relaciones con el resto del mundo”(p.104) que logran construir agendas históricas basadas en miradas sobre el pasado, visiones de la historia, recuerdos de victorias y derrotas, entre otros. No obstante, ambos países mantienen una relación comercial estable, siendo China el principal socio de intercambios comerciales (tanto de exportaciones como importaciones) seguido por Estados Unidos.

    La relación entre Japón y Estados Unidos ha sido un elemento clave de la política exterior japonesa “Después de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón se recuperó para convertirse en una potencia económica y un aliado de Estados Unidos” (CIA, 2021) en distintos ámbitos como el comercial y económico. Sin embargo, esta relación entre EE. UU y Japón se ha visto erosionada en algunos sentidos de acuerdo con el gobierno de turno, por ejemplo, en el 2009 luego de que el Partido Democrático (PDJ) ganara las elecciones, se estableció una distancia con respecto a las relaciones con Estados Unidos en aras de construir una política exterior más independiente, esto constituyó el desmantelamiento de algunas bases militares estadounidenses que se encontraban en territorio japonés. Luego del fracaso de las promesas del PDJ, el Partido Liberal Democrático (PLD) recupera el poder y restaura las estrechas relaciones con EE. UU (CIDOB, 2013).

     Los aspectos anteriormente mencionados son centrales debido a que es a través de ellos que podemos realizar un análisis idóneo de la política exterior implementada por Japón. Estos aspectos a su vez nos brindan una línea guía cargada de información para entender el desarrollo de las políticas de un país que se encuentra a distancia en materia de información, cultura, idioma y geografía. Para el análisis en general los postulados del realismo periférico expuestos por Schenoni y Escudé (2016) y el abordaje de las significancias de la cultura de política exterior, sirvieron como marco teórico para explicar los lineamientos de política exterior tanto de Estado como gubernamentales adoptados por Japón, para definir su forma de relacionarse con el resto del mundo y los temas que prioriza.


Referencias

Central Intelligence Agency. (2021). Japón. En The world factbook. https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/japan/#transnational-issues

CIDOB. (2013). La política exterior de Japón. En Anuario Internacional CIDOB 2013. https://www.cidob.org/es/publicaciones/serie_de_publicacion/anuario_internacional_cidob/anuario_internacional_cidob_2013_japon_perfil_de_pais

Constitución de Japón [Const]. Art. 9. 3 de mayo de 1947 (Japón).

Deans, P. (2007). Diminishing returns? Prime Minister Koizumi’s visits to the Yasukuni Shrine in the context of East Asian nationalisms. East Asia, 24(3), 269-294. http://doi.org/10.1007/s12140-007-9022-z

Fernández Luzuriaga, W. (2008), “Dos ejercicios sobre la gobernanza en las relaciones exteriores estatales”, Documentos de Trabajo, No. 73, Unidad Multidisciplinaria, Facultad de Ciencias Sociales, UDELAR. Disponible online: https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/4637/1/DT%20MUL TI%2073.pdf

Ramírez, M. (2015). Ética y memoria: el problema del Santuario Yasukuni en las relaciones de Japón con China y Corea del Sur. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá

Schenoni, L.L. y Escudé, C. (2016), “Peripheral Realism Revisited”, Revista Brasileira de Política Internacional, Vol. 59, Nro. 1. Disponible online: https://www.scielo.br/j/rbpi/a/X5zyX4f6qY8hYk5hWt3Rhhy/?lang=en

Van Klaveren, A. (2013), “El análisis de la política exterior: Una visión desde América Latina”, en Thomas Legler et al, (eds.) Introducción a las Relaciones Internacionales: América Latina y la Política Global, Mexico:Oxford University Press, pp. 96-109.

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