En el teatro político, la percepción de la población hacia sus líderes se teje en un delicado equilibrio entre la promesa retórica y la acción concreta. El año 2023 ha presenciado un panorama político tumultuoso en España, desde las arrasadoras elecciones autonómicas de mayo hasta la intrincada investidura de Pedro Sánchez en julio. No obstante, la atención se ha desplazado hacia una controversial Ley de Amnistía, dando lugar a manifestaciones masivas y enfrentamientos violentos frente a la sede del Partido Socialista, en la calle Ferraz de Madrid. A pesar de los éxitos gubernamentales proclamados, la sombra de la amnistía persiste, generando disconformidad en diferentes sectores.

Pedro Sánchez es un político español que ha ocupado el cargo de Presidente del Gobierno de España desde junio de 2018. Miembro y presidente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Sánchez, conocido primeramente por ser un socialdemócrata moderno, con el cual, el diálogo se sobrepone ante las diferencias ideológicas, se ha envuelto en diferentes acciones gubernamentales polémicas desde el punto de vista de lo que había pregonado antes de hacerse con el poder.

Con todas las cuestiones polémicas que atañen al presidente, su gobierno ha conseguido sobrevivir para un tercer mandato. Sánchez aseguró el respaldo de 179 de los 350 diputados, construyendo una coalición que abarca desde la derecha radical independentista catalana, hasta la extrema izquierda nacional. No obstante, este amplio espectro de apoyo ha tenido un alto nivel de polémica, no solo para Sánchez, cuyo objetivo era un nuevo mandato de cuatro años, sino también para España, que se encuentra sucumbida en una polarización y ruptura social sin precedentes en décadas.

El camino hacia su tercer mandato fue sorpresivo, ya que, no ganó las elecciones, sino que, con más de 8 millones de votos, el Partido Popular (Centro derecha), obtuvo el primer puesto con 137 escaños. Pero al España ser una monarquía parlamentaria, la formación de un gobierno requiere la obtención de una mayoría absoluta, representada por 176 diputados, o una mayoría simple (más votos a favor que en contra) en una segunda votación de investidura en el parlamento. En términos simples, los ciudadanos españoles no votan directamente por un presidente; más bien, su voto se dirige a los diputados, quienes, a su vez, eligen al gobierno y asumen la responsabilidad de supervisarlo.

Pero, ¿Dónde entra la polémica de Pedro Sánchez?

Pedro Sánchez, reiteró en varias ocasiones que no alcanzaría la presidencia con el respaldo de partidos como Podemos, ERC o Bildu. No obstante, estas promesas, realizadas públicamente, parecen haber sido incumplidas, ya que finalmente se ha apoyado en fuerzas políticas consideradas comunistas, separatistas y vinculadas a la banda armada ETA para asegurar su posición en La Moncloa. Este cambio de postura sugiere que las anteriores objeciones a colaborar con estos grupos ya no son una preocupación relevante para el presidente Sánchez.

Para garantizarse seguir la Moncloa, Sánchez ha tenido que pagar un precio muy alto, renunciando a las que dijo que eran sus convicciones. En 2019, Sánchez se dirigió a un Pablo Iglesias que ya había anunciado su voto en contra con estas palabras: «Le diré algo, señor Iglesias, si para ser presidente del Gobierno tengo que renunciar a mis principios, si tengo que formar un Gobierno a sabiendas de que no será útil a mi país, entonces usted está en lo cierto: yo no seré presidente ahora”. (VANGUARDIA, 2019).

Al igual menciono “el señor Iglesias y Podemos defienden que hay presos políticos en España, y yo no puedo aceptar eso” o “el PSOE nunca va a pactar con el populismo porque el final del populismo es la pobreza de Chávez, las cartillas de racionamiento y la falta de democracia” (Justo, 2019). Son algunas de las declaraciones que afirmó Sánchez en varias ocasiones para rechazar cualquier pacto con la formación con la que termino gobernando.

Originalmente, Pedro Sánchez cerró la puerta a Bildu, el partido regional vasco, aunque unos meses más tarde su equipo negociador se fotografió ‘sonriente’ junto a cinco diputados de Bildu, los cuales tienen una historia de vínculos con ETA y ahora son catalogados por la oposición como abiertamente proetarras. En una entrevista en la televisión navarra, Sánchez reiteraba insistentemente: “Con Bildu no vamos a pactar. Se lo repito. Con Bildu no vamos a pactar. Si quieres, lo digo 5 veces o 20 durante la entrevista” (DIARIO, 2020). Principio del formulario

Es sorprendente que en una época donde cada declaración está al alcance de cualquiera con conexión a internet, se pueda mantener una discursividad sin represalias por la contradicción. Pero más sorprendente es que esa contradicción no esté generando una mayor oposición interna en el PSOE, y sus votantes, a la figura de Pedro Sánchez.

La decisión de Pedro Sánchez de aliarse con partidos o posturas polémicas, ha suscitado interrogantes respecto a sus motivaciones. Se plantea la pregunta sobre por qué ha preferido asociarse con fuerzas políticas con investigaciones por vínculos al terrorismo o con disputas previas con el PSOE. Este escenario permite retomar el debate entre el idealismo y el pragmatismo en la toma de decisiones políticas.

Las alianzas estratégicas para asegurar la investidura han dado lugar a respaldos y legitimidades a movimientos terroristas que han tenido un impacto histórico en la sociedad. Esta afirmación no es simplemente una observación, sino una convicción arraigada que señala la colaboración con fuerzas políticas consideradas las más sombrías dentro del espectro político.

Las leyes suelen contar con simpatizantes y críticos, y el dilema de la Ley de Amnistía es que estas posiciones han variado con el tiempo. En junio, tanto Pedro Sánchez como el PSOE afirmaron enfáticamente que la amnistía solicitada por los catalanes era «inconstitucional» y «inaceptable en un Estado democrático». Sin embargo, esta postura cambió drásticamente al necesitar los votos de Junts para asegurar su gobierno.

A pesar de esta modificación en la posición, la línea oficial de los socialistas sostiene que la amnistía se respalda en pro de la convivencia y no como una estrategia para obtener el respaldo de los independentistas en el gobierno. La percepción de una contradicción evidente ha generado malestar entre la población, ya que la mentira en la política, aunque no sea inusual, resulta más problemática cuando se manifiesta de manera clara y evidente.

Entendiendo el panorama político y la cuestión de las alianzas dadas, cabe mencionar la clara inclinación hacia el incremento del gasto público para implementar políticas, medidas como el “bono cultural” de 400 euros para todos los jóvenes de 18 años, también el nuevo anuncio de transporte gratis ara todos los jóvenes, así como el transporte público es gratuito desde el 1 de enero para desempleados y jóvenes y, para apoyar a estos últimos, Sánchez anunció una mejora en el bono de alquiler, así como la ya prometida habilitación de viviendas públicas para alquiler asequible. Podemos notar en estas y muchas otras la obsesión del gobierno español de tener subyugada a la población al “gran hermano” como expresaría  (Orwell, 1949) en 1984. Se conoce que las políticas asistencialistas generan dependencia, desincentivan la autosuficiencia y crean una carga financiera para el Estado. Al mismo tiempo son medidas que ayudan para poder obtener agrado de mucha población.

En consiguiente hasta el momento, Sánchez ha formado un gobierno compuesto principalmente por perfiles políticos en lugar de expertos técnicos, lo que ha disminuido las expectativas de reducir las tensiones. La creciente conflictividad social, se ve agravada por la intervención de la Unión Europea en la evaluación del Estado de derecho y las acusaciones dirigidas a Sánchez por intentar ejercer control sobre el Poder Judicial, el último órgano independiente. Esto ocurre después de que el gobierno nombrara a personas cercanas o afiliadas al PSOE en la mesa del parlamento, la fiscalía, la policía y el Tribunal Constitucional.

En última instancia, el caso de Pedro Sánchez ilustra cómo el político cambiante puede afectar la confianza en el sistema político y la participación ciudadana al socavar la credibilidad de los líderes y generar escepticismo sobre la integridad de sus compromisos. Este fenómeno plantea importantes preguntas sobre la autenticidad y coherencia de las acciones de los políticos una vez que alcanzan el poder, destacando la importancia de un análisis crítico en la evaluación de la dinámica entre las promesas electorales y las decisiones postelectorales.


Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente la organización comparte lo expresado.


Bibliografía

DIARIO, O. (16 de enero de 2020). Todas las veces que Sánchez dijo que no pactaría con Podemos, ERC y Bildu. OK DIARIO.

Justo, D. (13 de 11 de 2019). Cuando Pedro Sánchez confesó que «no dormiría tranquilo» con Podemos y otras ocasiones en las que se alejó de Iglesias. SER.

Orwell, G. (1949). 1984. signet classics.

VANGUARDIA, L. (2 de Noviembre de 2019). La relación variable de Sánchez e Iglesias desde el 28A en 15 frases. LA VANGUARDIA.

 

 

 

 

 

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Licenciado en Relaciones y Negocios Internacionales con especialización en Proyectos y Cooperación Internacional, con experiencia como articulista para Student for Liberty y Reflexiones Internacionales, voluntario en el equipo de columnistas del área de formación académica de Fundación Vida SV, y colaborador en la dirección ejecutiva de la Fundación Internacional para el Desarrollo y la Educación (INTFUDE-FUNDAID). Formación académica incluye una sólida base en asuntos globales y relaciones internacionales. Habilidades de investigación y redacción, y mi compromiso con la promoción de la libertad, la educación y el desarrollo sostenible. Entusiasmado por seguir contribuyendo al ámbito de las relaciones internacionales y la cooperación global.