Introducción

La región del Sahel, comprendida entre el desierto del Sahara y las sabanas subsaharianas, ha experimentado en las últimas dos décadas una intensificación sostenida de la actividad de grupos armados no estatales, particularmente aquellos de inspiración yihadista. Entre ellos, el Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM) se ha consolidado como una de las organizaciones más influyentes y persistentes, con capacidad de proyectar su accionar más allá de las fronteras nacionales y de adaptar sus estrategias operativas a contextos cambiantes.

El JNIM, afiliado a la red global de Al Qaeda, combina elementos de insurgencia armada, control territorial y proyección ideológica, lo que le permite sostener su presencia en amplias zonas del Sahel occidental y central. Su evolución no puede comprenderse sin atender a un conjunto de factores interrelacionados que incluyen su origen y conformación como coalición insurgente, los elementos que han favorecido su expansión territorial, la lógica geográfica de su despliegue, su interacción con otros actores armados, en especial el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), y las implicaciones estratégicas que su consolidación supone para la seguridad regional e internacional.

El análisis que se desarrolla a continuación examina, en primer término, el proceso de formación del JNIM, identificando los actores que participaron en su integración y los recursos militares, logísticos y sociales que aportaron a la nueva estructura. Seguidamente, se abordan los factores estructurales y coyunturales que han facilitado la ampliación de su radio de acción, con especial atención a las limitaciones de la presencia estatal, la reconfiguración de alianzas de seguridad y la capacidad de adaptación táctica del grupo.

Posteriormente, se estudia la dimensión geográfica de su expansión, con énfasis en su avance hacia áreas del norte de Benín y la potencial proyección hacia países costeros, lo que plantea riesgos adicionales por la posibilidad de conectar zonas de conflicto interior con puntos de acceso marítimo. El documento también analiza las interacciones con otros actores armados, particularmente con el EIGS, destacando las dinámicas de competencia, coexistencia y conflicto, así como sus repercusiones sobre la violencia y el control territorial.

Finalmente, se examinan las implicaciones estratégicas de la presencia y expansión del JNIM, tanto en el plano interestatal como en el ámbito de la gobernanza local, subrayando la necesidad de un abordaje integral que combine acciones de seguridad, fortalecimiento institucional y cooperación regional sostenida. Este enfoque busca ofrecer una visión estructurada y fundamentada sobre el papel del JNIM en la configuración actual del panorama de seguridad del Sahel y las proyecciones a futuro que este fenómeno podría implicar.

Origen y conformación

El JNIM se constituyó formalmente en marzo de 2017 como resultado de la integración de cuatro organizaciones yihadistas previamente activas en el Sahel: Ansar Dine, el Emirato del Sahara perteneciente a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Al-Mourabitoun y la Katiba Macina. Esta unificación, anunciada a través de un comunicado y un material audiovisual difundido en canales de propaganda afines, respondió a la necesidad de consolidar recursos, unificar mandos y optimizar las capacidades operativas frente a la creciente presión militar nacional e internacional en la región (International Crisis Group, 2017).

 

La estructura resultante heredó la experiencia táctica acumulada de sus componentes fundadores. Ansar Dine aportó su conocimiento del terreno en el norte de Malí y sus vínculos con comunidades tuareg; el Emirato del Sahara proporcionó conexiones logísticas y redes de abastecimiento transfronterizas; Al-Mourabitoun, con experiencia en ataques de alto impacto contra objetivos internacionales, incorporó tácticas de asalto coordinado y operaciones urbanas; y la Katiba Macina, con base étnica peul, introdujo la capacidad de movilizar y reclutar combatientes en zonas del centro de Malí y áreas limítrofes (United Nations Security Council, 2018).

La integración no se limitó a una reestructuración militar, sino que tuvo un componente político y simbólico. Bajo el liderazgo de Iyad Ag Ghaly, figura con amplia trayectoria en la insurgencia tuareg y el islamismo armado, el JNIM adoptó una narrativa que combina el discurso global de Al Qaeda con la instrumentalización de agravios locales, como la marginalización histórica y la limitada provisión de servicios estatales. Este enfoque híbrido ha facilitado su aceptación en determinados segmentos de la población y le ha permitido proyectar su causa tanto en el plano regional como en el internacional.

Desde su establecimiento, el grupo ha demostrado flexibilidad táctica mediante una estructura organizativa no rígida, basada en células semiautónomas capaces de adaptarse rápidamente a cambios en el terreno. Este diseño le otorga resiliencia frente a la pérdida de líderes y a la disrupción de líneas logísticas. Su modelo operativo prioriza el aprovechamiento de vacíos institucionales, ocupando territorios con débil presencia estatal y estableciendo sistemas rudimentarios de gobernanza que incluyen administración de justicia, recaudación de impuestos y regulación de actividades económicas.

El fortalecimiento de vínculos funcionales con comunidades locales ha sido determinante en su consolidación. A través de alianzas tácticas, acuerdos de no agresión o cooptación de líderes comunitarios, ha logrado asegurar rutas de tránsito, obtener información estratégica y ampliar su base de reclutamiento. En algunos casos, estos vínculos incluyen la provisión de mecanismos de resolución de disputas en contextos donde las instituciones judiciales estatales son ineficaces o inexistentes.

En síntesis, el origen y conformación del JNIM obedecen a la convergencia de factores militares, logísticos, políticos y sociales que han permitido su evolución de coalición insurgente a estructura armada consolidada, con capacidad de operar simultáneamente en múltiples frentes y de influir en las dinámicas locales y regionales del Sahel.

Factores de expansión

La expansión del JNIM en el Sahel se explica por la convergencia de factores estructurales, operativos y geopolíticos que han configurado un entorno favorable para su consolidación territorial y funcional.

En primer lugar, la limitada presencia estatal en amplias zonas rurales ha sido determinante. En diversas áreas de Malí, Burkina Faso y Níger, la capacidad del Estado para proveer seguridad, servicios básicos e infraestructura es mínima o inexistente. Esta situación ha permitido que el JNIM ocupe el vacío institucional, estableciendo sistemas rudimentarios de gobernanza local. Dichos sistemas incluyen la administración de justicia basada en interpretaciones estrictas de la ley islámica, la recaudación de impuestos y el control de actividades económicas esenciales, como mercados y rutas de transporte (International Crisis Group, 2022).

En segundo lugar, la reducción de operaciones militares internacionales ha modificado el balance de poder en la región. El repliegue gradual de fuerzas francesas tras el fin de la Operación Barkhane y la disminución de la presencia estadounidense en tareas de reconocimiento y asistencia táctica han reducido la presión directa sobre las redes operativas del JNIM. Esta disminución en la vigilancia y la capacidad de respuesta ha facilitado que el grupo reorganice sus unidades, fortalezca líneas logísticas y retome áreas previamente disputadas (United Nations Security Council, 2023).

Un tercer factor es la reconfiguración de alianzas en materia de seguridad. Las tensiones políticas entre gobiernos del Sahel y actores regionales, así como la incorporación de nuevos socios de seguridad no occidentales, han generado un escenario de fragmentación en la cooperación militar. Esta situación ha sido aprovechada por el JNIM para establecer acuerdos tácticos con comunidades locales y actores armados no estatales, asegurando rutas de movilidad y consolidando posiciones estratégicas.

Además, la capacidad de adaptación operativa del grupo le permite ajustar sus métodos de acción según las condiciones del entorno. En áreas de alta presencia militar, prioriza operaciones de hostigamiento y ataques selectivos; en zonas con menor control estatal, fomenta la cooptación comunitaria y la expansión de su infraestructura logística. Esta flexibilidad ha sido un elemento clave para mantener su operatividad en escenarios cambiantes.

En conjunto, estos factores han creado un entorno propicio para que el JNIM no solo mantenga, sino amplíe su radio de acción en el Sahel, proyectando su influencia hacia áreas costeras y amenazando con modificar las rutas estratégicas de movilidad y abastecimiento en África Occidental.

Dinámica geográfica

La proyección territorial del JNIM ha evolucionado más allá de sus áreas tradicionales de operación en Malí y Burkina Faso, extendiéndose hacia el norte de Benín y explorando puntos de penetración en otros países costeros de África Occidental. Este desplazamiento geográfico obedece a una estrategia gradual de expansión que combina la presión armada con el establecimiento de vínculos comunitarios y la explotación de vacíos de seguridad en zonas periféricas (Clingendael Institute, 2023).

La incursión en el norte de Benín no responde únicamente a un objetivo militar, sino a la búsqueda de profundidad estratégica. Esta nueva área de operaciones ofrece al JNIM rutas alternativas para el movimiento de combatientes, el transporte de material bélico y el flujo de recursos económicos procedentes de actividades ilícitas. El control de estas rutas permite diversificar las líneas de abastecimiento y reducir la dependencia de corredores tradicionales que han sido objeto de operaciones militares.

El potencial avance hacia otros países costeros como Togo o Costa de Marfil presenta un desafío adicional para la seguridad regional. La presencia del grupo en entornos cercanos a la costa podría establecer un corredor logístico que conecte zonas de conflicto interno con puntos de acceso a rutas marítimas internacionales, facilitando tanto el comercio ilícito como la movilidad transnacional de combatientes (United Nations Office on Drugs and Crime [UNODC], 2022).

La geografía del área de expansión favorece esta estrategia. Las regiones fronterizas entre Malí, Burkina Faso, Níger y Benín se caracterizan por una densa red de senderos, ríos y pasos no controlados que dificultan la vigilancia y permiten la infiltración discreta. La debilidad de la infraestructura de control fronterizo y la escasa coordinación interestatal agravan la vulnerabilidad de estos espacios.

En términos operativos, esta dinámica de expansión incrementa la conectividad entre zonas de conflicto establecidas y nuevos territorios de influencia. La posibilidad de proyectar operaciones hacia el litoral atlántico implica un cambio sustantivo en el equilibrio de fuerzas en África Occidental, ya que ampliaría el alcance estratégico del JNIM y multiplicaría las rutas de movilidad, abastecimiento y financiamiento.

La evolución de este patrón geográfico plantea la necesidad de reforzar los mecanismos de cooperación transfronteriza, mejorar las capacidades de vigilancia y establecer estrategias conjuntas que aborden simultáneamente la amenaza en zonas interiores y en potenciales puntos de salida marítima.

Fuente: recuperado de Col. Fuente Cobo, I. (2025). Radiografía de la amenaza yihadista en el Sahel. IEEE, CEDESEN. https://www.defensa.gob.es/ceseden/-/ieee/radiografia_de_la_amenaza_yihadista_en_el_sahel

Interacción con otros actores armados

La relación del JNIM con el EIGS constituye un factor determinante en la configuración del panorama de seguridad en el Sahel. Ambos grupos comparten una base ideológica de corte yihadista y mantienen un rechazo explícito a la legitimidad de los Estados nacionales de la región. Sin embargo, las diferencias en su afiliación internacional, métodos operativos y prioridades estratégicas han dado lugar a escenarios tanto de coexistencia como de enfrentamiento (United Nations Security Council, 2021).

En diversas áreas del Sahel central, la competencia por el control territorial ha derivado en enfrentamientos armados directos entre ambas organizaciones. Estos choques suelen producirse en zonas donde las rutas de movilidad, los recursos naturales o las redes de apoyo comunitario resultan estratégicamente valiosos. El EIGS, alineado con la estructura global del autodenominado Estado Islámico, tiende a emplear tácticas de alta letalidad y ataques indiscriminados contra poblaciones civiles, lo que ha generado rechazo en ciertas comunidades. Por el contrario, el JNIM, vinculado a Al Qaeda, ha mostrado una preferencia por tácticas más selectivas y por la construcción de alianzas locales, lo que le ha permitido mantener una base social más estable en áreas bajo su influencia (International Crisis Group, 2021).

No obstante, esta diferenciación operativa no excluye la posibilidad de coexistencia táctica. En determinados escenarios, ambos grupos han evitado el enfrentamiento directo para concentrar recursos en operaciones contra fuerzas estatales o internacionales. Esta coexistencia temporal responde más a un cálculo estratégico que a una convergencia ideológica, y puede desestabilizarse en función de cambios en las condiciones de seguridad o en la distribución de recursos.

La interacción entre el JNIM y el EIGS también influye en la dinámica de violencia contra la población civil. La presencia simultánea de ambos grupos en una misma región puede aumentar el riesgo de ataques como resultado de la competencia por demostrar capacidad operativa y control territorial. De igual manera, esta rivalidad repercute en las estrategias de reclutamiento, ya que cada organización busca fortalecer sus filas y limitar la influencia de la otra.

A nivel regional, la competencia y la coexistencia entre estas dos facciones yihadistas fragmenta el escenario de seguridad, dificultando la implementación de respuestas coordinadas por parte de los Estados afectados y sus socios internacionales. La volatilidad resultante incrementa la complejidad de las operaciones militares y de los esfuerzos diplomáticos orientados a contener la amenaza.

Implicaciones estratégicas

La expansión del JNIM en el Sahel genera repercusiones que trascienden el ámbito estrictamente militar, incidiendo en la estabilidad política, la cohesión social y la configuración geopolítica regional. Su presencia en territorios fronterizos y en áreas de débil control estatal produce un impacto directo sobre la seguridad interestatal y el equilibrio de poder en África Occidental (United Nations Security Council, 2023).

En primer lugar, la consolidación territorial del JNIM influye en la configuración de alianzas interestatales. Los Estados afectados por su actividad (como Malí, Burkina Faso, Níger y Benín) han buscado diferentes socios de seguridad, lo que ha generado una fragmentación en las estrategias regionales. Esta situación se ve acentuada por la entrada de nuevos actores externos, incluidos contratistas militares privados y alianzas bilaterales que no siempre están alineadas con los mecanismos de cooperación multilateral existentes (International Crisis Group, 2022).

En segundo término, la expansión del grupo repercute en la estabilidad de las fronteras. Las áreas limítrofes del Sahel, caracterizadas por su porosidad y baja densidad de vigilancia, son utilizadas para el tránsito de combatientes, armas y mercancías ilícitas. Esto no solo compromete la seguridad nacional de los Estados involucrados, sino que también dificulta los esfuerzos de coordinación para la gestión conjunta de fronteras.

En el plano interno, la presencia del JNIM modifica las dinámicas de gobernanza local. En zonas donde la autoridad estatal es débil, el grupo puede imponer normas, mediar en disputas y controlar el comercio local, desplazando de facto a las instituciones oficiales. Esta sustitución de funciones estatales erosiona la legitimidad gubernamental y fortalece la percepción de que el grupo es un proveedor más eficaz de orden y justicia que las autoridades formales.

La naturaleza transnacional de la amenaza exige un abordaje integral que combine acciones militares, fortalecimiento institucional y medidas de desarrollo socioeconómico. La experiencia en otros contextos demuestra que las operaciones exclusivamente militares tienden a producir resultados limitados si no se acompañan de estrategias orientadas a restablecer la presencia y legitimidad del Estado, así como a generar oportunidades económicas que reduzcan la base social de apoyo al grupo.

Finalmente, las implicaciones estratégicas de la expansión del JNIM se proyectan hacia el plano internacional, en tanto que su consolidación en el Sahel podría convertir a la región en una plataforma para operaciones transcontinentales, especialmente si logra establecer un corredor hacia el litoral atlántico. Esto incrementa la urgencia de establecer mecanismos de cooperación regional sostenida que integren a organismos multilaterales, socios bilaterales y actores locales en un esfuerzo coordinado de contención y estabilización.

Conclusión

El JNIM constituye, en la actualidad, uno de los desafíos más persistentes y complejos para la seguridad del Sahel y de África Occidental. Su evolución, desde la integración de diversas facciones yihadistas en 2017 hasta su estructura consolidada, demuestra una notable capacidad de adaptación y resiliencia, combinando insurgencia armada, control territorial, articulación política y proyección ideológica.

El estudio de su origen y conformación revela que la organización no solo heredó capacidades militares y logísticas, sino que también incorporó redes comunitarias y legitimidad social en territorios específicos. Esta base le ha permitido operar de forma sostenida incluso en escenarios de alta presión militar, fortaleciendo su posición como actor armado relevante en la región.

En cuanto a los factores que han favorecido su expansión, resulta evidente que la debilidad institucional, la ausencia de presencia estatal efectiva y la transformación del panorama de cooperación internacional han sido determinantes. A ello se suma la habilidad del grupo para adaptarse a diferentes entornos operativos y para establecer alianzas tácticas con actores locales, lo que ha potenciado su permanencia y ampliado su radio de acción.

Desde el punto de vista geográfico, su despliegue hacia el norte de Benín y la posible penetración en países costeros supone un riesgo adicional para la estabilidad regional. La apertura de corredores que enlazan zonas interiores de conflicto con puntos estratégicos del litoral atlántico incrementa las capacidades logísticas, facilita el financiamiento y amplía las rutas de movilidad transnacional.

La relación con otros actores armados, particularmente con el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS), introduce un elemento de inestabilidad adicional. La coexistencia y rivalidad entre ambos generan variaciones en la intensidad del conflicto y elevan la complejidad de la respuesta, ya que dificultan la implementación de estrategias conjuntas de contención y estabilización.

En el plano estratégico, la consolidación del JNIM incide de manera directa en la estabilidad fronteriza, las dinámicas de gobernanza local y la configuración de alianzas interestatales. La amenaza trasciende las fronteras del Sahel, pues la eventual conexión con redes ilícitas internacionales y la proyección hacia el Atlántico convierten su expansión en un asunto de relevancia para la seguridad global.

Frente a este panorama, resulta imprescindible un enfoque integral que articule acciones de seguridad, fortalecimiento institucional, desarrollo socioeconómico y cooperación regional sostenida. Únicamente a través de estrategias multidimensionales y coordinadas entre Estados, organismos internacionales y comunidades locales será posible reducir la capacidad operativa del JNIM, frenar su expansión y restablecer condiciones de estabilidad y gobernanza legítima en el Sahel.


Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente la organización comparte lo expresado.


Referencias

Clingendael Institute. (2023). Jihadist expansion in coastal West Africa: Security implications and policy responses. Retrieved from https://www.clingendael.org

International Crisis Group. (2017). The merged Jihadist group in the Sahel: Background and implications. Retrieved from https://www.crisisgroup.org

International Crisis Group. (2022). Containing the Sahel’s spreading jihadist threat. Retrieved from https://www.crisisgroup.org

International Crisis Group. (2021). Jihadist infighting in the Sahel: Actors, causes and implications. Retrieved from https://www.crisisgroup.org

International Crisis Group. (2022). Containing the Sahel’s spreading jihadist threat. Retrieved from https://www.crisisgroup.org

United Nations Office on Drugs and Crime. (2022). Maritime crime and security in West Africa. United Nations. https://www.unodc.org

United Nations Security Council. (2023). Letter dated 16 June 2023 from the Chair of the Security Council Committee pursuant to resolution 2374 (2017) concerning Mali addressed to the President of the Security Council. United Nations. https://undocs.org/S/2023/480

United Nations Security Council. (2021). Letter dated 6 August 2021 from the Chair of the Security Council Committee pursuant to resolution 2374 (2017) concerning Mali addressed to the President of the Security Council. United Nations. https://undocs.org/S/2021/682

United Nations Security Council. (2018). Letter dated 8 August 2018 from the Chair of the Security Council Committee pursuant to resolution 2374 (2017) concerning Mali addressed to the President of the Security Council. United Nations. https://undocs.org/S/2018/623

 

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Costarricense. Director académico de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Latina de Costa Rica. Tiene una Maestría Académica en Relaciones Internacionales y Diplomacia con énfasis en Administración de Proyectos de Cooperación Internacional por la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha fungido como Representante Permanente Alterno ante los organismos internacionales en Viena, Austria.