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Aparición del Hallyu (Ola Coreana) como el principal exponente del Soft Power coreano
Artículo analítico
Resumen
La República de Corea ha sabido diseñar un conjunto de políticas, tanto internas como externas, desde su nacimiento como Estado en 1953, con alianzas poderosas y excelente política de desarrollo tecnológico. Agregado a esto, el país asiático demuestra que el poder económico (originalmente relacionado con el Hard Power) puede ser fácilmente usado para mejorar el uso del Soft Power, usando la tecnología como medio de entrada a la población mundial y como un elemento para impulsar su influencia en ella.
Dentro de los elementos que componen el Soft Power, el Hallyu u “ola coreana” se ha establecido como uno de los medios efectivos para la propagación de Corea en todo el mundo. Así mismo, el Hallyu logra reunir todos los componentes de la cultura popular coreana para atraer mayores beneficios económicos y políticos en el plano internacional. El uso de la música, películas, programas de televisión y hasta la imagen de un artista componen este nuevo método silencioso de propagación del Soft Power coreano.
Palabras clave: Corea del Sur, Soft Power, Hallyu, Ola Coreana
Después de la guerra, la República de Corea se encontraba en una posición de pobreza, aislamiento y con una nación dividida por conflictos ideológicos. Es a partir de dicho escenario que el Estado inicia un proceso de reconstrucción, apostando por la educación y la industrialización como medio para lograr el progreso como Estado moderno (Salazar, 2017). Agregado a esto, la especialización e implementación de una economía de escala en el sector tecnológico, así como la inversión de grandes empresarios coreanos en la industria nacional, permitieron un rápido crecimiento económico. De esta forma, después de 50 años, el denominado “Milagro del Río Han” se convirtió en uno de los modelos de desarrollo más exitosos del mundo, el cual trata de ser emulado por diversos países en vías de desarrollo en la actualidad (Ibid.).
Uno de los elementos a tomar en cuenta en el desarrollo de Corea como Estado y su posterior influencia en el mundo occidental es su alianza con Estados Unidos, quienes desde el fin de la Guerra de Corea han prestado apoyo militar en la frontera (U.S.-ROK Mutual Defense Treaty) para la protección del país asiático frente a la amenaza nuclear de su vecino y Estado hermano, Corea del Norte, convirtiéndose además en uno de los principales inversores y destino de la naciente industria coreana y los productos de la misma (KORUS FTA) (Manyin, Chanlett-Avery, & Williams, 2019).
Gracias a esto, a medida que Corea se desarrolla, también lo hace su política exterior: poco a poco pasa a ser un foco en las relaciones multilaterales y los organismos internacionales, así como el líder en los avances tecnológicos (Op. Cit., 2017).
Dichos elementos han llevado al gobierno coreano a iniciar un plan para invertir sus recursos en un elemento no-tangible, como lo es el “Soft Power”. El término “Soft Power” o Poder Blando fue introducido en primera instancia por Joseph Nye en 1990, siendo desarrollado en su libro Soft Power: The Means to Success in World Politics publicado en 2004. Allí explica que el “Hard power” (representado por el poder militar y económico) y el Soft Power, se relacionan al ser ambas formas de cambiar o afectar el comportamiento de otros para lograr tus objetivos (Nye, 2004).
Sin embargo, la diferencia del Soft Power radica en la naturaleza del comportamiento y los medios que se aplican, descansando su poder de atracción en medios culturales o en los valores que comparten, logrando que el contrario modifique su agenda (Ibid.). El uso de estos instrumentos por parte de los gobiernos, en especial en las Relaciones Internacionales, debe ser planificado y correctamente dirigido, con medidas para el esparcimiento de una imagen positiva y atractiva para otros Estados (Ibid.); cuando se trata del Soft Power, todo es acerca de las apariencias.
Así, el reciente surgimiento de Corea del Sur en el plano internacional va más allá de sus recursos materiales. El “Milagro del Río Han” comprende diversos factores, y su desarrollo ha venido acompañado de un excelente manejo del Soft Power por parte del Gobierno. El esparcimiento del estilo de vida y productos coreanos hace que en la actualidad prácticamente no exista ninguna parte del mundo que no conozca a este grande asiático, ya sea por sus acelerados avances y empresas tecnológicas (LG, Samsung, etc.), apoyos sociales a países en vías de desarrollo, su participación en organismos multilaterales (Op. Cit., 2017) o el masivo movimiento cultural denominado Hallyu (Ola coreana), que ha llevado al mundo todos los elementos populares en la cultura coreana (K-drama, K-beauty, Kpop, etc.).
Getty Images. (2015). Corea del Sur se ha convertido en una de las sociedades más avanzadas tecnológicamente.
Dicho movimiento está fuertemente impulsado por el globalismo, demostrando que Corea tiene muchos elementos que ofrecer al ámbito cultural internacional (Suntlkul, 2019). Dentro del Hallyu, el K-pop es el protagonista, pero no el único elemento de su esparcimiento.
El término Hallyu es aplicado para referirse a “la popularidad del entretenimiento y cultura coreana a través de Asia y el Mundo entero” (Korea.net, s.f). Sin embargo, para comprender cómo el Hallyu se ha convertido en uno de los mayores exponentes del Soft Power coreano, es necesario ver su desarrollo como movimiento cultural. El profesor Bok-rae Kim (2015), explica que el desarrollo de la “Ola coreana” puede ser dividido en 4 etapas (Hallyu 1.0, Hallyu 2.0, Hallyu 3.0 y Hallyu 4.0), las cuales van a ser usadas como referencia en el presente artículo.
La aparición del Hallyu hacia mediados/finales de los 90s marca el inicio de su etapa 1.0 (1995~2005), la cual es representada en su mayoría por los K-dramas (Kim, 2015) y una tímida aparición del K-pop. La importancia de este período es la expansión de esta “ola” en Asia Oriental, ganando popularidad en China, Japón, Taiwán, Vietnam y Hong Kong; esta ganó popularidad tan vertiginosamente que en pocos años un aproximado de 150 millones de personas veían los K-dramas en la TV y escuchaban la música en la radio de forma diaria (Saberi, 2018). Dichos “dramas” remarcaban en sus tramas y escenas elementos básicos de la cultura coreana; un ejemplo clave que marca el Prof. Kim (2015) es el del drama “Joya en el Palacio”, ya que exhibe los valores del Confusionismo, pero desde el punto de vista de Corea, convirtiendo a este programa en un medio para la transmisión de los valores culturales de Corea en Asia Oriental (Ibid.) e iniciando la incursión del mismo en la utilización del Soft Power.
Años más tarde inicia el Hallyu 2.0 (2006~al presente), representado en su mayoría por la utilización del K-pop como medio de expansión de los valores y cultura coreana. Durante este período empieza un “anhelo” por elementos autóctonos de la cultura coreana (alfabeto, comida, tradiciones, etc.), mientras el desarrollo de la industria tecnológica permite la exportación de estos “productos” más allá de Asia, llegando a Europa y América del Norte (Ibid.). Este punto representa un momento crucial, ya que inicia el esparcimiento del Hallyu al mundo “occidental”.
Dentro de este gran movimiento, el mayor exponente de la popularidad del K-pop en occidente es Gangnam Style del cantante surcoreano Psy, que en todo el mundo rompió récords y se convirtió en una puerta de entrada de muchos artistas del género a la región occidental, causando a su vez la creación de múltiples clubes de fans y organizaciones nacionales que se dedican a expandir la “Ola coreana” en sus respectivos países. Para el año 2017 un aproximado de 73 millones de personas se unieron a este tipo de organizaciones alrededor del globo (Korea.net, s.f).
Las ultimas 2 etapas del Hallyu (Hallyu 3.0 y 4.0) hacen referencia a la expansión del uso de medios populares para la exposición de las tradiciones y modo de vida de Corea a través de las Redes sociales (Hallyu 3.0) y la utilización de las estrellas de radio, televisión, cine, k-pop, etc. Para la propagación del KStyle (Hallyu 4.0) el modo de vida que llevan los “idols”: donde viven, qué comen y qué ropa usan; se convierte en la nueva forma de hacer publicidad de los productos de Corea (Kim, 2015).
Su influencia es tal, que el Hallyu en estos instantes representa lo que Lee (s.f.) denomina un recurso del Soft Power, el mismo debe ser explotado por el gobierno para ser efectivo como generador de atracción extrajera hacia los valores nacionales. En este sentido la “ola” ha logrado ser explotada (junto con recursos como la diplomacia y el multilateralismo) ubicándose como ese elemento “Soft” de la política exterior coreana.
Esto lo vemos como ejemplo en las relaciones bilaterales de Corea del Sur con Arabia Saudita (AS), Saberi (2018) explica en su artículo cómo la expansión del Hallyu a nivel mundial impactó en la sociedad saudí, aumentando la demanda de productos hechos en Corea. Esto a su vez incrementó las relaciones económicas oficiales de ambos países, así mientras Arabia consume mayor cantidad de productos coreanos, la república inicia un plan de inversión en el país árabe (ejemplo: la construcción de la planta nuclear en AS) (Ibid.).
Yonhap. (2018). BTS en la ONU.
Estas razones son por las que hoy día el gobierno ha establecido un programa para la inversión pública y privada en elementos culturales coreanos para su exportación (Martin Roll – Business & Brand Strategist, 2018), así como la inclusión de personalidades de los medios populares como embajadores de cultura oficiales frente al mundo, como ejemplo tenemos la presentación del grupo BTS en las instalaciones de las Naciones Unidas en el lanzamiento del programa Generation Unlimited, de United Nations Children’s Fund (UNICEF) (Suntlkul, 2019).
Además, la creciente popularidad del Hallyu a nivel global se ha manifestado en el crecimiento económico de Corea, se estima que para el año 2014 la contribución de este movimiento al PIB coreano fue de 11.6 miles de millones de dólares (Martin Roll – Business & Brand Strategist, 2018). Se estima que en periodos más recientes, según el Hyundai Research Institute, solamente la agrupación BTS aportó más de 3.5 miles de millones de dólares a la economía y atrae 800.000 turistas anualmente (Suntlkul, 2019). De esta forma se traducen los elementos culturales del Soft Power en mayores beneficios económicos para el país.
A modo de finalizar, es importante destacar que durante la exposición de cada una de estas etapas se evidencia algún elemento del uso del Hallyu como medio de propagación del Soft Power coreano. Durante la primera etapa, el Hallyu sirvió para difundir los valores del confusionismo coreano, y aunque en ese período estuvo centrado en su mayoría en Asia, las siguientes oleadas cada vez abarcaron más personas y nacionalidades, terminando en el movimiento masivo que es hoy día.
No obstante, queda una interrogativa final: ¿Cuál es el objetivo que persigue la República de Corea al invertir en el Hallyu como elemento “soft” de su política exterior? Creo que la respuesta puede ser encontrada con facilidad en los resultados que ha obtenido de ello, Corea pasa de ser un Estado que no posee recursos naturales estratégicos (más allá del hierro) a tener un crecimiento económico que es manejado casi en su totalidad por la cultura popular, así como los efectos positivos que aportan a las múltiples relaciones exteriores que posee el Estado asiático.
Además, el empoderamiento que gana debido al uso de sus recursos del Soft Power lo ayuda a defenderse de la amenaza que representa Corea del Norte, ya que mantiene un mensaje de paz frente al desarrollo armamentístico del país del norte. Así, el Soft Power compone un elemento importante para la supervivencia del Estado coreano, y más importante, su mantenimiento como un aliado estratégico para EEUU en Asia. De esta forma, el Hallyu pasa de ser un simple movimiento cultural a una herramienta efectiva de la propagación del Soft Power coreano en el mundo moderno.
Referencias documentales
Kim, B.-r. (2015). Past, Present and Future of Hallyu (Korfean Wave). American International Journal of Contemporary Research, 154-160.
Korea.net. (s.f). Hallyu (Korean Wave). Obtenido de http://spanish.korea.net/AboutKorea/Culture-and-the-Arts/Hallyu
Lee, G. (s.f.). A Theory of Soft Power and Korea’s Soft Power Strategy. Seul: Universidad Nacional de Seúl.
Lie, J. (26 de marzo de 2018). John Lie on Korean Popular Culture and Soft Power. Berkeley, California, Estados Unidos. Obtenido de http://asiaexpertsforum.org/john-lie-korean-popular-culture-soft-power/
Manyin, M. E., Chanlett-Avery, E., & Williams, B. R. (2019). South Korea: Background and U.S. Relations. Washington DC: US Congressional Reseach Service.
Martin Roll – Business & Brand Strategist. (2018). Korean Wave (Hallyu) – The Rise of Korea’s Cultural Economy & Pop Culture. Obtenido de https://martinroll.com/resources/articles/asia/korean-wave-hallyu-the-rise-of-koreas-cultural-economy-pop-culture/
Nye, J. (2004). Soft Power. The means to success in world politics. Nueva York: Public Affairs.
Saberi, D. (2018). The Rise of South Korea’s Soft Power in the Middle East. Obtenido de https://thediplomat.com/2018/03/the-rise-of-south-koreas-soft-power-in-the-middle-east/?allpages=yes&print=yes
Salazar, F. (14 de febrero de 2017). El Orden Mundial. Obtenido de https://elordenmundial.com/el-milagro-del-rio-han-un-referente-para-el-desarrollo/
Suntlkul, W. (1 de marzo de 2019). BTS and the Global Spread of Korean Soft Power. Hong Kong. Obtenido de https://thediplomat.com/2019/03/bts-and-the-global-spread-of-korean-soft-power/?allpages=yes&print=yes