El día de ayer en Pekin culminó la segunda Cumbre de la Nueva Ruta de la Seda, que reunió a 37 jefes de Estado y de gobierno desde el 25 hasta el 27 de abril. A propósito de este hecho, CEINASEG abordará las implicaciones geopolíticas de este proyecto de infraestructuras en la segunda edición de nuestro análisis.

1) Este proyecto se convirtió en uno de los temas más importantes de la agenda de política exterior china bajo el mandato de Xi Jinping. Si bien tiene un componente económico-comercial importante que abordamos en nuestro primer análisis, hay una dimensión política que no debemos dejar a un lado.

2) Aun cuando este proyecto supone una red comercial para conectar Asia, África y Europa a través de la inversión y desarrollo sostenible, sigue existiendo el escepticismo y las críticas porque se acusa a China de querer utilizar este megaproyecto para expandir su esfera de influencia geopolítica y estratégica regional y global, lo que algunos han llamado la «globalización con características chinas»

3) Estados Unidos acusa a este proyecto como una estrategia deliberada para que las economías en vías de desarrollo caigan en la trampa del endeudamiento con China, puesto que al ser economías pequeñas en términos de PIB, nunca serán capaces de reembolsar los proyectos de financiamiento chinos.

4) Esta ruta ha despertado recelo de algunos Estados como Japón porque temen que China aproveche la oportunidad para desplegar su fuerza militar en la zona de Asia pacífico (mar del Sur), un asunto a tomar en cuenta considerando que el gasto en defensa de China supera al de algunos Estados como la India.

5) La distribución de poder regional puede verse alterada por el eje Beijing-Moscú para explorar la Ruta de la Seda polar. Por su parte, China puede construir un sistema de alianzas claves para contrabalancear el poderío estadounidense en la región, una estrategia que desafía la hegemonía estadounidense que se ha manifestado mediante la proporción de seguridad y defensa a diversos Estados como Corea.

6) Finalmente, China podría utilizar esta ruta comercial para desplegar la llamada estrategia de Hard Power, el collar de perlas, una red de puertos y bases militares con el fin de asegurar los suministros esenciales para China, como las materias primas y el petróleo, y garantizar el control militar de los Estrechos como el de Malaca. En síntesis, una estrategia que puede contener la influencia y expansión económica, política y militar de los EEUU y sus aliados.

Estaremos publicando un análisis ampliado sobre este tema en las próximas semanas. ¡Atento!